Día de la Democracia: Alberto y Cristina tuvieron su Plaza del Frente de Todos unificado
El oficialismo relanzó su gobierno con todos los sectores de la coalición gobernante. Estuvieron Lula Da Silva y José ‘Pepe’ Mujica. La CGT, ausente.
Este viernes por la tarde, miles de personas se congregaron en la Plaza de Mayo para celebrar los 38 años desde el retorno de la democracia, después de la última dictadura cívico militar. La movilización comenzó cerca de las 12, cuando las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto y Taty Almeida recibieron junto a otras cuatro personalidades los premios Azucena Villaflor por su compromiso con los derechos humanos.
Tres horas después, inició el festival de bandas que culminó a las 19, cuando hablaron los únicos tres oradores: el exmandatario de Brasil, Lula Da Silva; la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner; y el presidente Alberto Fernández, en ese orden. También estuvo presente el exjefe de Estado uruguayo José ‘Pepe’ Mujica, quien pronunció algunas palabras.
Mujica sostuvo que la democracia "no puede ser perfecta", pero resaltó que no se ha encontrado "un sistema mejor". En ese sentido, hizo un pedido: "Cuídenla. No la estropeen". Luego, el que tomó el micrófono fue Lula: "Fuimos parte del mejor momento de la democracia de nuestra Patria Grande", afirmó al referirse al período de gobiernos latinoamericanos del 2002 al 2012.
Quienes tuvieron una alocución más extensa fueron los anfitriones. En primer lugar, Cristina Fernández de Kirchner destacó que el peronismo "pese a quien le pese" generó "más clase media que nadie". También criticó a los políticos que van a los canales de televisión a "tirar números a la bartola". Posteriormente, la Vicepresidenta cuestionó la gestión de Mauricio Macri: "No vinieron con uniformes ni botas, vinieron con jueces y medios hegemónicos para construir imagen y juzgar", criticó, y agregó: "Se condena en los medios y se le pone sello en la Justicia". Sobre el FMI sostuvo que "ha vivido condicionando a la democracia argentina".
En último lugar, tomó la posta el presidente Alberto Fernández, quien pidió defender "a capa y espada" la democracia, pero advirtió que aparecieron posiciones "más extremas bajo el rótulo de libertarios" a los que calificó como "negacionistas y xenófogos". Por otra parte, en relación al FMI dijo: "Nos tenemos que hacer cargo de las deudas que los sinvergüenzas nos dejan a nosotros". En ese marco, resaltó: "Si el Fondo me suelta la mano, voy a estar agarrado de la mano de cada argentino". Sobre los condicionamientos que pueda imponer el organismo de crédito internacional aclaró: "La Argentina del ajuste es historia".
En salud y enfermedad
La marcha se dio en un contexto de culminación de la primera mitad del mandato de Fernández. Por eso, el Gobierno aprovechó para relanzar su gestión después de una dura derrota tanto en las PASO como en las generales. Pero además, con la insurrección albertista desactivada –o cuanto menos postergada–, el acto representó la renovación de los votos que unieron al matrimonio tripartito en momentos en los que la coalición gobernante padece de una enfermedad endogámica.
No solo hubo una Plaza llena, sino que la colmaron todos los espacios del Frente de Todos (FDT). Días después de la derrota en las primarias, Fernández tuvo la propia, organizada por el sindicalismo cegetista y los movimientos sociales afínes. Si bien participó, el kirchnerismo acudió a regañadientes, sin el ánimo de festejar nada y desde la 9 de Julio, a seis cuadras de la Casa Rosada.
Para esta ocasión, fue Máximo Kirchner quien convocó a “reventar la Plaza el 10 de diciembre”, pero “en serio”. El miércoles salieron los videos de las cuentas oficiales del Presidente y su vice convocando a la amplia y heterogénea marcha. Enojados con La Cámpora y asumiendo que el encuentro será de corte kirchnerista, desde la CGT emitieron un comunicado en apoyo a la celebración pero sin convocar a sus afiliados. De todos los sectores de la central obrera recientemente unificada, soló fueron Camioneros, de los Moyano. Héctor Daer y Carlos Acuña, por su parte, quedaron excluidos de los preparativos.
La presencia de Lula y Mujica no fue casual. El Gobierno intentó cargar de relato lo que pareciera avecinarse como una nueva oleada de gobiernos progresistas en la región: a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México se le sumó recientemente Luis Arce –exvice de Evo Morales– en Bolivia y Pedro Castillo en Perú. En el caso de Brasil, Lula lidera las encuestas para ponerle fin al mandato de Jair Bolsonaro y en Chile, el frentetodismo mantiene la esperanza de que el líder de la izquierda Gabriel Boric se imponga en las próximas elecciones y evite el volcamiento hacia la ultraderecha.
Un mensaje al Fondo
La muestra de poder y unidad también se dio en un contexto en donde el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es cada vez más inminente. El lunes irá el ministro Martín Guzmán a defender el Presupuesto 2022 al Congreso de la Nación y el Ejecutivo nacional espera que el Programa Plurianual –que contiene los principales lineamientos del arreglo con el organismo multilateral– se apruebe con el aval de la oposición antes de fin de año.
Lo cierto es que las negociaciones avanzan y este mismo viernes, a horas del acto central en las inmediaciones de la Rosada, la entidad financiera emitió un comunicado dando cuenta de ello. En el documento se destacó “el trabajo conjunto” con la delegación argentina que se encuentra en estos momentos en Washington y se destacó que el repunte económico en el país fue “más fuerte de lo esperado”.
Los distintos sectores de la coalición gobernante canalizaron su tensión interna en lo que intentó ser el símbolo de la resurrección de un Gobierno que obtuvo un mensaje de malestar en las urnas y que procuró dar una señal de que en 2023 puede continuar como proyecto de conducción nacional.