El ministerio de Educación porteño publicó este jueves una resolución para regular el uso de los teléfonos celulares en las escuelas. El principal objetivo es limitar su utilización en el nivel inicial y el primario, y controlarlo en el secundario.

La cartera a cargo de Mercedes Miguel estableció que en las escuelas primarias y en los jardines de infantes queda bajo responsabilidad de las familias que sus hijos lleven celulares. Sin embargo, en las instituciones no pueden usarlos durante las clases y los recreos.

La medida sostiene que al momento en el que los alumnos deban utilizar herramientas tecnológicas, la institución se los ofrecerá y no tendrán que usar los suyos. No obstante, para el secundario, los teléfonos y tablets deberán estar guardados durante las horas de clase, excepto en las actividades pedagógicas planificadas.

La iniciativa surge de consultas y acuerdos con equipos docentes, especialistas y representantes de ONG. Tendrá impacto en 566.000 estudiantes de 2.291 escuelas de nivel inicial, primario y secundario, tanto estatales como privadas.

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El objetivo de la medida es "estimular la concentración" de los alumnos en las horas de clase y "promover la socialización" durante los recreos.

Por otra parte, también se fijó un "piso" de restricciones y se le encomendará a cada escuela la confección de un protocolo, es decir, que cada una de las instituciones educativas pueden tomar medidas aún más estrictas que las planteadas por el Gobierno.

Desde el ministerio porteño reconocieron que hay escuelas que ya avanzaron en esta línea, y que la medida busca respaldar a las que aún no lo hicieron.

Una encuesta que realizó en los últimos días la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE) del ministerio de Educación de la Ciudad advirtió que los chicos usan los dispositivos electrónicos más de dos horas al día, un tiempo superior al recomendado.

Según este relevamiento, ocho de cada 10 docentes aseguraron que el uso del teléfono en el aula dificulta la atención y participación de los estudiantes, mientras que siete de cada 10 padres hicieron hincapié en las consecuencias negativas de las pantallas en sus hijos.

"¿Quién tiene el poder en el aula? Hoy el docente siente que no maneja la clase, sino que es el celular el que lo hace. Por eso, sentamos las bases de un protocolo para que el celular no sea un distractor y que los establecimientos puedan negociar las condiciones en las que se implemente", apuntó el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri.