El anuncio, en rojo, promete cinco fechas de "Don Osvaldo” en junio. "Próximamente toda la info”, reza el cartel. Su vocalista acaba de salir de prisión hace menos de 24 horas. Patricio Santos Fontanet salió de Ezeiza el miércoles por la tarde después de pasar más de la mitad de los siete años de condena por su responsabilidad en la Tragedia de Cromañón.

Callejeros estaba en 2004 en lo que denominaríamos (sin ironía) como su mejor momento. El rock barrial dominaba. Cada vez más gente iba a sus recitales. Cromañón albergaba las esperanzas de todas las bandas de ir un poco más allá que dos discos editados por un sello independiente. El amo de la noche under, del rock era Omar Chabán, amigo de muchos que lo olvidaron después de la tragedia.

Incendio culposo seguido de muerte en concurso real con cohecho activo. De estos delitos se lo encontró responsable a Fontanet. Los mismos por los que fue condenado Chabán a diez años y nueve meses de cárcel, que probablemente seguiría detenido si un linfoma de Hodgkin no lo hubiera matado en 2014. La desidia del Servicio Penitenciario hizo que lo diagnosticaran de manera errónea: fue tratado como si tuviera tuberculosis, lo que contribuyó a que se deteriora aún más su estado.

Si algo caracterizó a la causa fueron las demoras, las esperas, las idas y vueltas. Un juicio que duró un año, 345 testigos que se sentaron en una sala de audiencias tribunalicia a contar el horror. Fallos de Casación, una intervención de la Corte Suprema para ordenar la cuestión. Fontanet fue el último de los presos por Cromañón. Ahora sólo queda Eduardo Vasquez, detenido y condenado por el femicidio de su esposa Wanda Taddei.

Fontanet sale a pesar de que su condena tenga fecha de vencimiento en agosto de 2021 por dos motivos. El primero se relaciona a la ley de ejecución penal y la posibilidad de que los condenados puedan acceder a la libertad condicional cuando cumplieron dos tercios de su condena.

Este requisito se concatena con la reducción en los plazos para pedir esta libertad que consiguió el músico por hacer cursos durante su estadía penitenciaria. Es decir, el juzgado de ejecución penal dio por válido que pudiera acceder a la condicional 12 meses antes de lo previsto por "estímulo educativo”.

Para los jueces que intervinieron (más de quince), Callejeros era garante de la seguridad de los que asistieron al recital. La decisión de hacerlo en Cromañón cuando sabían que se iba a utilizar pirotecnia (como hacían muchas bandas, es cierto) fue considerada por

todos esos magistrados como un riesgo "no permitido” de incendio que podía ser más que peligrosos para la vida de todos los que estuvieran ahí.

En un país donde la "sensación” es que nadie va preso ni cumple su condena, Patricio Santos Fontanet pareciera ser una excepción. El problema es el después, el ahora. Un grupo de padres, familiares y sobrevivientes autoconvocados piden que no cante "invocando a sus seres queridos”.

"Sería deseable que el conjunto del rock pudiera participar de una reflexión más colectiva acerca de en qué condiciones se realizan los recitales y cómo se puede cuidar más y mejor al público”, reclaman. Desde la agrupación "No nos cuenten Cromagñon”, apoyaron a Fontanet y reclamaron que se pueda juzgar a "los verdaderos responsables e intentar desde nuestro lugar que Cromagñon no vuelva a ocurrir”. "No queríamos ocultar nuestras ganas de celebrar que una persona inocente recuperó su libertad”, cierra el comunicado.

La música no es lo que mató en Cromañón. Las 194 personas que fallecieron, todos los heridos y las víctimas no fueron por la música. Fue la irresponsabilidad, los negociados, la inconsciencia de aquellos que fomentaron, organizaron, montaron y no vigilaron la bomba de tiempo que era Bartolomé Mitre 3060.

El capítulo penal de la tragedia parece terminado. Quedan reclamos civiles, indemnizaciones. Números fríos de expedientes judiciales. Pasaron más de 13 años, ¿qué aprendimos de Cromañón?