La salida de Francisco Cabrera y de Juan José Aranguren no son los últimos fusibles que piensan en la Casa Rosada. El Presidente está enojado con su gabinete y el jueves se esperan nuevos desplazamientos, según consignó Ámbito Financiero.

Ayer en un reunión con la mesa chica articulada por Rodríguez Larreta, Vidal y Peña, Macri se mostró con ira. No ve los resultados del mejor equipo de los últimos 50 años. Allí, en ese contexto, se ensayaron distintos nuevos esquemas ministeriales. La tijera llegó al gabinete con un Presidente en llamas que, ante la urgencia de dólares, vuelve a hablar de retenciones para el campo.

Tiembla el campo ante un Macri irascible y dispuesto a avanzar otra vez contra las retenciones

En la reunión también se encontraba el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que sentado en el programa del periodista Joaquín Morales Solá, donde dijo: "Los ministros somos fusibles del Presidente". Y agregó: "Hizo los cambios que tenía que hacer".

Por los pasillos de la Casa Rosada ya se empieza a hablar de los futuros recortes en las carteras, de unificaciones y de descender algunos ministerios a secretarias. Pero todavía no hay nada definido.

Ante la crisis que empezó hace unas semanas, el Gobierno dejó trascender que pensaba en volver a poner retenciones al trigo, por ejemplo, y frenar la reducción del impuesto a la soja. Los representantes del sector a los pocos minutos explotaron frente a todos los micrófonos que encontraron. Eso en el Ejecutivo cayó mal.

Desde que Macri pisó Balcarce 50 volvieron los beneficios al campo. Se sacaron todas las retenciones salvo las de la soja que empezaron a reducirse mes a mes un 0.5%. Pero ahora la historia cambió. El Gobierno nacional necesita que el sector, donde existe un núcleo duro de votantes de Cambiemos, haga "un gesto patriótico”.

El Presidente tiene la mirada fija sobre el sector. La semana pasada en plena corrida llamó al Gustavo Idígoras, a cargo de la Cámara de cerealeras, para que empiecen a liquidar una mayor cantidad así ayudaban a que haya más dólares en el mercado para hacer más fácil el trabajo que a Luis Caputo ahora al mando del Banco Central. 

Luis Miguel Etchevehere no pasa su mejor momento dentro del gabinete. Cayó mal que saliera a defender al sector ante la posible implementación de retenciones en vez de ser una espada del Gobierno dentro del sector.

La presión de Macri crece porque siente que ahora les toca a ellos poner algo de lo que él les dio. Aunque también es peligroso, como con el aborto, porque va contra parte de su electorado. Y la última crisis no solo le trajo urgencias, también le costó gran parte de su imagen y, aunque mucho menor, de sus fieles.

Sin embargo, el Ejecutivo se ilusiona porque hay algunos dirigentes del agro tienen una mirada más estratégica y estarían dispuestos a ceder por ejemplo en el freno gradual a las retenciones a la soja. Por otro lado, la última devaluación inyecta competitividad en el sector y eso amortigua la negativa ante el pedido del Gobierno. 

La recaudación mejoraría y el Estado contaría con una billetera más abultada ante su plan económico que viene encadenado a los requerimientos del Fondo y en la nueva gesta de achicar el déficit fiscal como única salida a los problemas estructurales de la Argentina.

El Presidente está enojado y necesita de la ayuda de sus aliados que hoy le dan la espalda ante una crisis que no da respiro. Pero hace equilibrio, como con el aborto, para que no influya en su caudal de votantes, que también le podrían dar la espalda hacia el 2019.