El Gobierno atraviesa un fuerte dolor de cabeza con el atraso de la llegada del segundo componente de Sputnik V a la Argentina. La carta que envió la asesora presidencial Cecilia Nicolini a un integrante del Fondo de Inversión Directa encendió la llama de las relaciones con Rusia que -a la vista de todos- venía siendo casi perfecta. “Estamos muy conformes con los logros que hemos alcanzado con esa vacuna”, afirmó el presidente Alberto Fernández el 4 de junio en una videoconferencia donde estuvo presente su par ruso Vladimir Putin. “El pueblo argentino y el gobierno le estamos inmensamente agradecidos”, exclamó el mandatario en aquella oportunidad.

El planteo de Nicolini se tornó como un reproche y hasta una amenaza. “Estamos en una situación muy crítica. Las cosas han empeorado”, se quejó la funcionaria nacional. “Necesitamos urgentemente algo del segundo componente”, solicitó la encargada de gestionar las vacunas. Y advirtió: “Todo el contrato corre el riesgo de ser cancelado públicamente”.

Con este paquete al descubierto, la oposición salió al cruce de las declaraciones que tomaron público conocimiento y acusó al Gobierno de hacer negocios con “ideología” y “geopolítica” de fondo. Es que en una parte del documento Nicolini ventiló que el Gobierno hace “todo lo posible para que la Sputnik V sea un gran éxito”, pero que les dejan pocas opciones “para seguir luchando por este proyecto”.

En Juntos por el Cambio confirmaron lo que querían comprobar. Buscaban una “evidencia”, una “prueba”. Algo empírico. Desde el escándalo con Pfizer, las diferentes figuras de la coalición amarilla denunciaron que se trataba más de “una decisión política” que de una cuestión técnica.

Pese al reproche y los enojos, Nicolini salió a calmar las aguas tras la llamada de atención a Rusia. “No es una amenaza”, aclaró. Y después detalló: “Luego de esa nota recibimos más de medio millón del componente dos de Sputnik V y Richmond ha recibido casi más de medio millón para fabricar acá”.

Un comunicado de reconciliación

Luego del chispazo, el Ministerio de Salud y el equipo del Fondo Ruso de Inversión Directa realizaron una reunión virtual para saldar diferencias y dejar las cosas en claro. En el comunicado conjunto que emitieron después del cónclave, se comprometieron a trabajar para “garantizar y acelerar” el suministro de la vacuna en Argentina. “Continuaremos con el compromiso asumido”, sostuvieron, en un claro mensaje de unión.

Sputnik V, promesas y reproches: el Gobierno baja el tono a la pelea y seguirá negociando entre los reclamos de la oposición

Argentina y Rusia buscan bajarle el tono a una disputa que no le sirve a ninguno. En Kremlin saben que Argentina ya adquirió 3,5 millones de vacunas Moderna, donadas por Estados Unidos. Con esto, el Gobierno erradicaría un problema con el que venía lidiando ante la falta de vacunas habilitadas para menores de 12 a 17 años con comorbilidades. En la Casa Rosada también son conscientes que un distanciamiento con el viejo aliado significaría darle de comer a la oposición. Y no se puede correr este peligro si las elecciones están a la vuelta de la esquina.