Siempre que llovió paró, indica una de las frases más antiguas que se repiten por estos días. El Servicio Meteorológico reveló que hasta el martes seguirá el mal clima, pero en el barro político la cuestión es diferente: el Gobierno reconoce que aún quedan malas noticias por dar en los próximos dos meses.

Es quizás de las peores semanas que atraviesa el oficialismo desde su asunción (más de dos años y medio). ¿Por qué? La incertidumbre en torno al rumbo económico: los niveles de la inflación y las intervenciones obligadas del Banco Central para que no se dispare el dólar.

En este contexto, en la Casa Rosada afirman que, por ejemplo, los tarifazos eran necesarios para sincerar las cifras en las boletas de agua, luz y gas. Sin embargo, las expectativas sobre el fin de los datos negativos no parecen terminar: la inflación de abril será tan alta como en marzo (2,3%) y en mayo también, a pesar de que el Gobierno esperaba un guiño del Indec.

El organismo se prepara esta semana para dar a conocer los datos de abril y en la Casa de Gobierno ya se preparan para las consecuencias del impacto en el escenario político y en el malestar social. 

A su vez, mayo será un mes de aumentos: desde este martes, será el turno del agua y el subte. Las tarifas del área de cobertura de AySA subirán un 26% en promedio, mientras que el 8 de mayo el boleto mínimo del subterráneo aumentará un 46% y pasará a costar $11.

En Cambiemos están volcados de lleno en el operativo reelección, en medio de la incertidumbre sobre una oposición que no parece mostrar rasgos de fortalecimiento mientras el Gobierno atraviesa su peor crisis. Sin embargo, los tarifazos, la inflación y el dólar se convirtieron en los peores enemigos del oficialismo. Y las expectativas de abril y mayo golpean otra vez en el corazón de su política económica.