Lo que se veía venir terminó de concretarse en la noche de este miércoles. Doce legisladores que responden a Facundo Manes y Martín Lousteau resolvieron separarse del bloque de la Unión Cívica Radical (UCR) en Diputados y conformar su propio espacio.

Por estas horas, los "rebeldes" terminaban de definir el nombre del bloque, que, según fuentes partidarias, sería presidido por Pablo Juliano, allegado al neurocientífico.

El bloque radical, presidido por el cordobés Rodrigo de Loredo y que estaba integrado por 33 legisladores, había acordado en la noche del martes conformar una mesa de diálogo para rediscutir el equilibrio interno ante la crisis que lo atravesaba.

Sin embargo, esa suerte de "impasse" volvió a romperse este miércoles, cuando los diputados cercanos a Manes y al titular del centenario partido se enteraron de que De Loredo y otros legisladores habían aceptado la invitación del Gobierno para que una comitiva de la UCR formara parte de la mesa semanal de legisladores dialoguistas en la Casa Rosada.

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Al encuentro con el presidente Javier Milei en Balcarce 50, que tiene como objetivo discutir el Presupuesto 2025, fueron tanto el cordobés como sus pares Soledad Carrizo, Lisandro Nieri, Roxana Reyes, Luis Picat y Roberto Sánchez.

"Van a usar la excusa de la foto en la Rosada para anunciar un quiebre que ya es un hecho. Quieren ensuciar de esta forma de De Loredo", habían asegurado por la tarde fuentes del radicalismo a las que tuvo acceso la agencia Noticias Argentinas.

Desde el sector afín al Gobierno también cuestionaron que el grupo de Manes y Lousteau "dramatiza demasiado" en relación al diálogo con Milei, "cuando debiera ser lo más normal del mundo sentarse a discutir de las políticas públicas y buscar acordar".

"Cuando discutíamos jubilaciones y universidades no estuvimos claramente, pero el Presupuesto es un tema que sí lo amerita", consideraron y lo asemejaron a la "experiencia de (la Ley) Bases cuando las reuniones eran constantes" y la UCR estaba "para colaborar" con sus "reservas".

El eje del conflicto desactivado momentáneamente y reactivado pocas horas después es el potencial retiro del ala de la UCR de ese grupo de legisladores, que reclamaban por la expulsión de cinco integrantes que apoyaron al Gobierno en votaciones claves: Mariano Campero, Luis Picat, José Federico Tournier, Martín Arjol y Pablo Cervi. Aunque estos diputados le dieron la espalda al bloque al no rechazar los vetos a las leyes de movilidad jubilatoria y financiamiento universitario, la mayoría de la fuerza se negó a echarlos de la bancada.

Los legisladores que pretenden abrirse -Danya Tavela, Pablo Juliano, Fernando Carbajal, Marcela Coli, Jorge Rizzotti, Manuel Aguirre, Carla Carrizo, Mariela Coletta, Marcela Antola, Juan Carlos Polini, Natalia Sarapura y Melina Giorgi- apostaban a persuadir a más de sus pares, pero la falta de éxito terminó haciéndolos bajar la espuma y aceptar que no tenían la fuerza suficiente para iniciar una estampida. Por eso, aceptaron negociar con la contraparte, aunque el nuevo acercamiento de De Loredo al Ejecutivo los envalentonó.

La interna se había recrudecido tras el pedido de Lousteau de declarar la nulidad de los resultados de las elecciones de la UCR bonaerense, donde perdió su candidato. En el marco de las conversaciones, se acordó dejar a un lado la exigencia de que los cinco diputados radicales "con peluca" firmen un compromiso de "obediencia debida" y acatamiento partidario, pero a cambio les habían pedido que no vayan a la reunión de coordinación parlamentaria en Casa Rosada, algo que la otra parte incumplió.