El "efecto Darthés” que generó que miles de mujeres denuncien casos de abusos generó revuelo en diferentes ámbitos, incluso, el político.

A la denuncia que realizó la asesora Claudia Guebel al senador nacional, Carlos Marino de la Unión Cívica Radical,  se le suma la del senador bonaerense de La Cámpora, Jorge Romero, renunció a su banca tras ser denunciado de abuso sexual.

Romero, a través de sus redes (Facebook y twitter) hizo una suerte de autocrítica.

"Soy un varón criado en una sociedad patriarcal. Además soy un militante político con responsabilidades. Desde ese lugar, y a la luz del trabajo de visibilizacion que han hecho mis compañeras de la organización donde milito, puedo ver que en el pasado tuve prácticas machistas que en ese momento parecían naturales. Es por eso que he decidido dar un paso al costado de mis responsabilidades políticas para someterme a los procesos que determine la aplicación del protocolo que la organización ha generado para éstos casos. Deconstruirnos significa mejorarnos a nosotros mismos en todos los sentidos y eso es lo que debemos hacer si queremos mejorar también la organización donde militamos y, en definitiva, construir una sociedad más justa, libre y soberana".

La denuncia

Teff Solange, una ex militante, contó, tras la declaración de Thelma se animó a revelar los abusos que sufrió. Lo contó por la red social Facebook.

El relato es crudo pero contundente. Contó que en enero de 2017 salió con amigas y amigos y en el trayecto a un boliche se cruzó con Romero. Todos salieron al boliche Kika y luego se trasladaron a la casa de un amigo en común, "El Misio", en Caballito, allí fueron a realizar "el after”.

La joven narró que accedió a tener relaciones con uno de los jóvenes. Al salir, decidió esperar a una de sus amigas que estaba con otro hombre en una de las habitaciones.

"Ahí empezó el calvario, quedé sola con el chico con el que estuvo, El Loco Romero y dos pibes más. El Loco me empieza a decir que yo le tenía que practicar sexo oral a los 3, me encerró en la cocina con cada uno de tomándole el tiempo como si yo fuera una trabajadora sexual que los estaba atendiendo. Ninguno de los pibes que quedaban encerrados conmigo se propasaron, me respetaron el NO", escribió la joven.

"Cuando por fin logro salir de esa cocina, el LOCO ROMERO -las mayúsculas son textuales- me agarra y me encierra en el baño con él, impidiéndome salir. Se baja los pantalones, saca su miembro afuera y me empieza a pedir que le practique sexto oral.

Lo cual me negué reiteradas veces y le suplicaba que me dejara salir. Le llegué a prometer que que otro día lo hacíamos para que me abriera la puerta, golpee las paredes y la puerta para que alguien me abriera. Nadie me ayudó. Éste no me forzó a que le practicara sexo oral, pero si me insistió y no me dejaba salir del baño. Yo estaba desesperada. Este me abrió la puerta cuando escuchó que el Misio había salido del cuarto con mi amiga".

Dos semanas después, la joven le contó el hecho al responsable de Logística Nacional, área en la que trabajaba dentro de la organización. Por recomendación de su jefe, la joven trasladó lo sucedido al "Misio", propietario de la vivienda donde ocurrió el hecho. Sin embargo, no recibió la atención adecuada.

"A los meses me fui de la Cámpora, harta de ver a mi abusador ahí y a los abusadores de mis compañeras. Con miedo porque ya había hablado con mis responsables y no habían hecho nada al respecto", sostuvo.

"Gracias al relato de Thelma me animo a hablar, y grito el nombre de este hijo de la mierda porque sé que hay más víctimas de este tipo y que no se animan a hablar por el cargo político que posee".