El Gobierno de Nicolás Maduro solicitó "el retiro de los funcionarios diplomáticos y consulares argentinos en el plazo máximo de 72 horas", lapso que comenzó a correr en la noche de esta martes, cuando hicieron llegar una misiva al ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país.

Según la carta, la decisión se tomó "en virtud de las injerencistas acciones y declaraciones de su gobierno de desconocer los resultados electorales de los comicios presidenciales efectuados el domingo"

Asimismo, aclararon que la determinación "atañe sólo al personal argentino, quienes contarán con todas las garantías para su retiro inmediato del territorio nacional, y no posee vinculación alguna con la presencia de ciudadanos venezolanos asilados en esa misión diplomática″, donde cortaron el suministro de luz.

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De esta manera, el régimen chavista se refirió a Humberto Villalobos, Claudia Macero, Omar González, Fernando Martínez y Mottola, Magalí Meda y Pedro Urruchurtu Noselli, que fue quien anoche dio aviso sobre el intento de la Policía para ingresar a la sede diplomática.

"¡Urgente! En este momento oficiales del DAET pretenden tomar la residencia de la embajada argentina en Caracas donde estamos los 6 asilados de la campaña de María Corina Machado y Edmundo González", escribió el hombre que lleva 131 días en el edificio que pertenece al Gobierno argentino, con la autorización del presidente Javier Milei.

En ese sentido, agregaron que "constituye una situación administrativa que debe resolver esa Embajada, sobre la base del principio de extraterritorialidad respetado por la República Bolivariana de Venezuela y consagrado en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961″.

Por otra parte, la Organización de Estados Americanos (OEA), a pedido de varios países de la región se expresó sobre la situación y denunció denuncia que "a lo largo de todo este proceso electoral se vio la aplicación por parte del régimen venezolano de su esquema represivo complementado por acciones tendientes a distorsionar completamente el resultado electoral, haciendo que ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante". 

Por ende, determinó que "los resultados oficiales no merecen confianza ni deberían recibir reconocimiento democrático".