Javier Milei firmó en la noche del viernes el veto total a la ley de reforma jubilatoria sancionada la semana pasada por el Congreso y ahora se alista para librar otra batalla: sostener ese rechazo en el ámbito legislativo después de que parte de la oposición ratificara públicamente que insistirá con la normativa que, entre otros puntos, aumenta 8,1% los haberes previsionales y que el Presidente considera que fue aprobada "para destruir el plan económico".

Para dejar sin efecto un veto presidencial, Diputados y el Senado tienen que volver a aprobar la ley, pero con dos tercios de los votos de los presentes. Hace dos meses, cuando el proyecto obtuvo media sanción en la Cámara baja -la iniciadora-, el recuento finalizó con 160 adhesiones y 72 rechazos.

Los dos tercios se alcanzan con 171 votos, pero como en aquella oportunidad hubo 16 ausentes, esa mayoría especial se logró con apenas 160 voluntades, por lo que se estima que la balanza ahora se inclinará en uno u otro sentido con la misma estrategia de ausencias y abstenciones.

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En medio de fuertes críticas hacia la decisión del Presidente, quien ya había adelantado su veto a la normativa en junio, tras la media sanción en la Cámara de Diputados, tanto la Unión Cívica Radical (UCR) como el kirchnerismo y el bloque Encuentro Federal -que conduce Miguel Ángel Pichetto- enfatizaron públicamente que planean insistir con el proyecto.

En la tarde-noche del viernes, Milei se metió directamente en la rosca política -al parecer tras el consejo del expresidente Mauricio Macri, con quien se reunió un par de veces en la Quinta de Olivos en las últimas dos semanas-, al recibir en la Casa Rosada primero a los jefe de los bloques aliados en Diputados: Cristian Ritondo, del PRO, y el exlibertario Oscar Zago, del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID).

A la reunión, en la que estuvieron también el titular de la bancada oficialista, Gabriel Bornoroni; el jefe del Gabinete, Guillermo Francos; y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, se sumaron posteriormente algunos diputados y senadores de esos bloques.

Según fuentes libertarias, Ritondo y Zago, quienes se retiraron juntos del encuentro, en toda una señal política, garantizaron a Milei su apoyo al veto. No se trata de un dato menor en el caso del jefe del bloque del PRO, ya que en junio el espacio amarillo votó en contra de la ley de movilidad, pero tuvo siete ausencias, entre ellas las de María Eugenia Vidal -que tenía proyecto propio- y Silvia Lospennato. 

Al parecer, el partido que ahora ha vuelto a liderar Mauricio Macri aportará las 37 voluntades de su bloque de diputados para evitar que la oposición llegue a los dos tercios y así sostener el veto total del mandatario, justificado con el argumento de que la normativa pone en riesgo el déficit cero que el Gobierno defiende a capa y espada, al tener un costo fiscal de 1,2 puntos del PIB.

En el oficialismo dan casi por descontado que los bloques CREO y Producción y Trabajo se colocarán en su misma trinchera, lo mismo que Ricardo López Murphy, de la bancada de Pichetto, y Carolina Píparo y Lorena Macyszyn, de Buenos Aires Libre.

Con 37 votos del PRO, 37 de La Libertad Avanza, tres del MID, dos de Buenos Aires Libre, uno de FE (el monobloque de la expulsada Lourdes Arrieta), uno de CREO, dos de Producción y Trabajo, y otro más de López Murphy, el oficialismo suma 83 adhesiones y tiene la protección necesaria para bloquear los intentos de la oposición de resucitar la ley.

Del otro lado, los cálculos preliminares dan 168 votos a favor de insistir con la normativa: 99 del peronismo, 34 de la UCR, 13 de Encuentro Federal, ocho de Innovación Federal, seis de la Coalición Cívica, cinco del Frente de Izquierda, dos de Por Santa Cruz y uno del Movimiento Popular Neuquino 1. El bloque Independencia, en tanto, es toda una incógnita.