Trescientos sesenta. Ese es el total de días para que las elecciones de 2021, al menos, empiecen a adquirir cierto color. Sin embargo, y pese a la coyuntura de pandemia, las fichas del tablero político nunca están quietas. El Pro reafirma esa premisa, aún en semanas agitadas, con fuego cruzado por comunicados oficiales y la (re)aparición de Mauricio Macri.

Es que con el firme objetivo de sacar petróleo de las piedras, dos pesos pesados del partido amarillo parecen estar cavando los mismos pozos. Tanto Miguel Ángel Pichetto como Emilio Monzó trabajan a futuro para constituirse como el líder de la "pata peronista" de Juntos por el Cambio. La misión, además, tiene un domicilio fijo: la provincia de Buenos Aires, madre de todas las batallas electorales.

Pichetto, por caso, está envalentonado. El excandidato a vicepresidente se constituye como uno de los laderos principales de Mauricio Macri (Patricia Bullrich es otro número puesto) y sabe que el respaldo es recíproco: el fundador del Pro finalmente torció la voluntad de Alfredo Cornejo y ubicó a su antiguo compañero de fórmula al frente de la Auditoría General de la Nación.

Plan

Y con esa confianza, el dirigente le confió a Macri su plan para las próximas elecciones (en 2021, pero también para 2023): construir un espacio peronista que pueda convivir con las otras tres patas de la mesa de Juntos por el Cambio (la Coalición Cívica, la UCR y el Pro).

En la cabeza del ex jefe de bloque del Frente para la Victoria en el Senado aparece el conurbano como la tierra prometida para desembarcar con su plan, sobre todo, en la Tercera Sección Electoral. "Hay una tradición más peronista que kirchnerista", exponen en su entorno, del que imaginan que podrían sumarse varios dirigentes justicialistas a la oleada republicana, como le gusta repetir a Pichetto.

Incluso, el proyecto ya se materializó en algunas convocatorias, vía Zoom, que organizó el tándem Bullrich y Pichetto. En esas videollamadas, que reunió a concejales bonaerenses del Pro y algunos peronistas "desencantados" con el Frente de Todos, también permitió reconocer a Claudia Rucci como otra de las dirigentes que rodea al próximo auditor de la AGN.

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Recorridas virtuales

"Emilio está muy entusiasmado". Así describe a El Canciller uno de los colaboradores más cercanos a Monzó, sobre su vuelta al llano luego del 10 de diciembre. Ya para principios de año, el dirigente de Carlos Tejedor -y ex ministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli- había decidido poner un pie en el conurbano, al organizar recorridas y plenarios con distintos dirigentes del bloque opositor. La pandemia modificó parcialmente los planes: siguen las convocatorias, pero en formato virtual.

Así pasaron un par de videollamadas con concejales, diputados bonaerenses e intendentes que responden a Juntos por el Cambio. Allí quedo en claro una premisa que mantiene el expresidente de la Cámara de Diputados luego del 10 de diciembre: hay que hablar con todos.

En esta cruzada también se puede distinguir algunos satélites "monzonistas": además de Nicolás Massot, quien sobrevive en terreno porteño, Sebastián García de Luca y Guillermo Bardón asoman como otros pilares fundamentales de la nueva estructura.

Pichetto - Monzó: mismo objetivo, distintos mecanismos

Los dos dirigentes hacen la misma cuenta. En 2019, el 75% de la diferencia de votos entre Alberto Fernández y Mauricio Macri estuvo en el conurbano: el Frente de Todos lo aventajó con más de un millón y medio de sufragios. El conurbano compone el 25% del padrón electoral.

Solo en dos distritos (Vicente López y San Isidro) hubo más votos amarillos.

El desfase aparece, entonces, en los mecanismos para llegarle a ese votante "peronista". En el equipo de Monzó hay una línea clara: "Tenemos la necesidad de mantener una agenda constructiva. La pospandemia va a generar una perspectiva compleja y muy traumática. Hay que acercar caminos entre oposición y oficialismo", resumen.

Ese mensaje lo ubica al dirigente peronista entre las palomas de Juntos por el Cambio, grupo compartido por Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Martín Lousteau y Rogelio Frigerio.

En el plan de Pichetto, el perfil buscado es bastante distinto. "Queremos al peronista republicano que está en contra de los planes sociales", es el mensaje que deslizan en su espacio.

Así lo sintetizó el propio Pichetto, en el Zoom que compartió con otros dirigentes. "Tenemos que ir al encuentro de lo que se viene y dar el debate contra la teología de la liberación, el pobrismo y la iglesia clasista, donde los únicos destinatarios son los pobres, dejando afuera a la gente que trabaja". Para el ladero de Macri, una alianza con el Frente de Todos no entra en los planes: "No es un goberno peronista, es un gobierno de los planeros", suele repetir.

Competencia

Pero Pichetto y Monzó también tienen competencia. Otro de los que articula para construir la pata peronista en la Provincia es Joaquín de la Torre, hombre fuerte de San Martín. El ex ministro de Gobierno bonaerense está más cerca de las palomas que de los halcones en el Pro, aunque en su entorno aclaran que "no hay ningún armado definido".

Eso sí, el también dirigente peronista -que registra un paso por el ya extinto Frente para la Victoria- apunta a vincularse con un sector ¿descartado? por Monzó y Pichetto: los pañuelos celestes.