La confirmación de la asistencia de Cristina Fernández de Kirchner al acto de cierre de campaña del Frente de Todos en Merlo subrayó el “Todos” del oficialismo. Alberto Fernández encabezó el evento, Cristina acompañó y la militancia no paró de dedicarle cánticos, en un claro mensaje de poderío. En el escenario también estuvieron Sergio Massa, Axel Kicillof,  y la principal candidata a diputada nacional por la Provincia, Victoria Tolosa Paz. Acompañó el resto de los sectores de la coalición gobernante: desde La Cámpora, pasando por el sindicalismo y hasta los movimientos sociales. Todos, menos uno: Juan Manzur.

El jefe de Gabinete que llegó para darle vuelo político al Ejecutivo se lo tomó tan literal que se fue volando a Tucumán y dejó su silla vacía en el acto que él mismo se encargó de organizar y en el que finalmente ¿brilló? por su ausencia. En cambio, el gobernador en uso de licencia estuvo en el cierre de su provincia que se desarrolló por la noche en el Club Atlético Concepción de la ciudad de Banda del Río Salí.

La imagen del Gobierno se acentuó negativamente en las encuestas bonaerenses de las últimas semanas. En el oficialismo hay un clima de “cautela”. Con su ausencia, Manzur evitó mostrarse como la cara de una campaña que no tiene resultados asegurados y quedar pegado a una eventual derrota.

Por otro lado, el regreso fugaz del jefe de Gabinete a su provincia tuvo que ver con cuidar su pago chico. Lo que de boca para afuera se muestra como un gesto más en favor de la unidad del peronismo tucumano, fue también una marcada de cancha al gobernador interino Osvaldo Jaldo –su vice–, que trabaja hace tiempo y de forma minuciosa para –lo que en la jerga política se denomina– “serrucharle el piso”.

Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, cuando acordaron un cese al fuego tras la llegada del gobernador al Gabinete.
Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, cuando acordaron un cese al fuego tras la llegada del gobernador al Gabinete.

Manzur provincializó la elección de su distrito e intentó desprenderse de la imagen negativa del Gobierno. En su entorno aseguran que confía en que mantendrán –e incluso ampliarán– la distancia con la oposición que los consagró en las PASO. Por eso, Manzur busca mostrarse como uno de los pocos ganadores del oficialismo. Con un escenario de derrota a nivel nacional y bonaerense, un triunfo en Tucumán posiciona al jefe de Gabinete en el punto de partida para la carrera hacia su objetivo primario: las presidenciales 2023.