Siempre hay una primera vez para todo, reza el dicho popular. En lo que se trata del Senado de la Nación, el peronismo tendrá su primera experiencia –desde el retorno de la democracia– como fuerza parlamentaria imposibilitada para dar quórum por sus propios medios. Hasta ahora, el Frente de Todos (FDT) se enfrentaba a ese mismo obstáculo solo en Diputados, pero con las últimas elecciones legislativas, tampoco podrá dar inicio a las sesiones de la Cámara alta sin el aval de alguna fuerza opositora.

A partir de diciembre, el oficialismo tendrá 35 legisladores en total –dos menos del necesario para sesionar–; 31 serán de Juntos por el Cambio (JxC) y los seis restantes se repartirán entre distintos partidos provinciales que serán decisivos. El Senado era uno de los principales bastiones del kirchnerismo. Ahora, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner estará obligada a negociar en todos los casos.

Las provincias clave que movieron el amperímetro

En estas legislativas, se eligieron senadores en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, Corrientes, La Pampa, Catamarca y Chubut. En seis de esas ocho se impuso Juntos por el Cambio. El FDT logró retener Catamarca (50,7% contra 37%) y Tucumán, donde la oposición achicó en buena medida la diferencia de las PASO a 2 puntos de distancia (41,5% a 39,3%).

Como en cada caso ingresan dos senadores por la mayoría y uno por la minoría, el oficialismo renovará 9 de las 24 bancas en juego. En Córdoba no obtuvo ningún tipo de representación porque quedó como tercera fuerza; en ese distrito, JxC se impuso con el 54% y el tercer legislador en disputa fue para el oficialismo provincial del gobernador Juan Schiaretti, que obtuvo el 25%.

En Santa Fe, la principal coalición opositora alcanzó el 40,3% contra el 32,2% del FDT. En Mendoza, el posicionamiento de cada espacio fue igual pero con 49,5% y 26,1%. Mientras que en Corrientes JxC se impuso con el 59% frente al 36,5% del peronismo.

Cristina Fernández de Kirchner estará obligada a acordar con el resto de las fuerzas parlamentarias.

El Gobierno aspiraba a dar vuelta el resultado en La Pampa o, en su defecto, Chubut –dos provincias en donde fueron derrotados en las PASO–. En el primer caso la diferencia había sido de 10 puntos, mientras que en el segundo –que implicaba una remontada menos probable– de 13 puntos. Por ello, el FDT depositó gran parte de sus energías en la campaña de ambos distritos.

Fueron dos jurisdicciones clave, porque si el oficialismo hubiera logrado dar vuelta el resultado en al menos uno de ellos, el quórum del kirchnerismo en la Cámara alta se habría mantenido. Pero no fue así: la brecha entre ambos espacios se achicó en La Pampa, pero finalmente JxC se consagró con el 48,2% de los sufragios contra el 42,1% del FDT. En el caso de Chubut también se produjo un acercamiento, pero siguió triunfando la coalición opositora con el 37,9% frente al 28,3% del peronismo.

Así, Juntos renovará 14 parlamentarios y el Gobierno perderá la oportunidad de retener el quórum propio. En tanto, se enfrentará a un escenario hostil para los próximos dos años, en donde deberá negociar hasta la aprobación de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), que deben ser validados por el Senado.