En el marco de la Cumbre del G7, a la que Alberto Fernández fue invitado, el Presidente mantuvo un encuentro bilateral con Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido. El mano a mano había sido pedido por el mandatario británico, por su interés en las potencialidades exportadoras de granos y gas por parte de Argentina, pero duró apenas media hora. “Hasta que no solucionemos el tema de Malvinas no podremos avanzar en otras cuestiones”, se le plantó Fernández.

Johnson volvió a negarse a reabrir las negociaciones por la soberanía de las Islas. Más tarde, el líder del Frente de Todos reveló en conferencia de prensa: "Me dio su posición y yo le dije que esperaba que pronto reflexionen y cambien y nos sentemos a dialogar". En diálogo con El Canciller, el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Nación, Guillermo Carmona, reivindicó la posición de Fernández, sostuvo que el país se encuentra “fortalecido” por el contexto internacional y explicó: “El Reino Unido tiene intereses, pero la Argentina también. Nosotros los intentamos asegurar”.

- ¿Cuál es tu lectura sobre la negativa de Boris Johnson en la bilateral?

El Presidente ha aprovechado una oportunidad que se abrió para plantear la cuestión. Lo ha hecho ajustándose a las políticas de Estado de nuestra tradición diplomática. Esta oportunidad está marcada por un contexto internacional donde la Argentina se ha posicionado en un lugar de fortaleza, es un país que tiene lo que en muchos países están necesitando. Y es lógico que en la relación con el Reino Unido eso se haga valer.

- ¿El planteamiento responde a esa situación de fortaleza?

Sí, pero no solamente a eso. Además es la fortaleza de un Presidente que habló no solamente como representante de la Argentina sino también en representación de la región, como presidente pro-témpore de la CELAC. La Argentina en este momento es un país que se encuentra fortalecido por un posicionamiento absolutamente razonable en favor de la paz y la superación de este conflicto internacional. Todo esto dio lugar a que Alberto Fernández fuera invitado a la cumbre.

- La bilateral la pidió Boris Johnson para conversar sobre las potencialidades exportadoras de Argentina. ¿Está de acuerdo con que el Presidente supedite la política comercial a la cuestión diplomática?

Es lo que tiene que hacer todo presidente argentino. La prioridad de política exterior de Argentina es la cuestión Malvinas. Por lo tanto, tiñe a toda la relación bilateral con el Reino Unido. Además, hay que tener en cuenta que el Presidente no le respondió negativamente a los temas de su interés. Lo que hizo fue contestarle con los de la Argentina, como corresponde. Siempre debería haber sido así. No se va a lograr la plenitud del vínculo con el Reino Unido mientras no se logre avanzar en los distintos aspectos que implican el diálogo y la negociación sobre la cuestión de soberanía. El Presidente planteó algo muy puntual, que son los vuelos directos con línea de bandera nacional entre las Islas y el territorio continental argentino. El Reino Unido tiene intereses, pero la Argentina también. Nosotros los intentamos asegurar.

"La Argentina se ha posicionado en un lugar de fortaleza, es un país que tiene lo que en muchos países están necesitando", Guillermo Carmona.
"La Argentina se ha posicionado en un lugar de fortaleza, es un país que tiene lo que en muchos países están necesitando", Guillermo Carmona.

- ¿Cree que esta posición dura podrá mantenerse en el tiempo?

La posición de la Argentina no es dura. Se ajusta a sus intereses nacionales y al mandato constitucional. La blandeza o dureza es una cuestión de hacer valer los propios intereses. Los bienes que produce Argentina están demandados internacionalmente, por todo el mundo, no es solamente por Reino Unido, que plantea su interés de acceder a alimentos, energía y minerales. Argentina dice “bueno, queremos hablar de Malvinas”. Son las reglas de juego internacionales que habitualmente dan lugar a negociaciones, que es lo que nuestro país busca. Y el gobierno actual ha sido explícito en ese sentido. Trabajamos para eso. Pero además, no es solo la Argentina la que le está diciendo al Reino Unido que se siente a negociar. La mayoría de la comunidad internacional lo viene afirmando. No estamos haciendo otra cosa que utilizar las reglas de juego del sistema internacional y hacer valer la propia fortaleza en función de los propios intereses.

- Hubo otros momentos de fortaleza, ¿cuál sería la particularidad de esta situación?

Cada momento tiene sus particularidades. Entre 1966 y 1982 fue una etapa que se la desconoce mucho, en la que Argentina exhibió sus fortalezas y el Reino Unido, sus debilidades. Se abrieron procesos de negociación, algunos muy cerca de un acuerdo. Panamá, con el Canal y su relación con Estados Unidos; y China, respecto de Hong Kong, son dos casos en donde se evidencia que estos países buscaron hacer valer sus fortalezas y lograron en algún momento aprovechar el escenario internacional. En el cruce de vectores entre nuestra experiencia con el Reino Unido en esa etapa que mencioné y la experiencia que se ha visto en otros países, la Argentina va a tener oportunidades y para aprovecharlas necesitamos una política consistente.

- Hasta que Reino Unido no acceda a negociar, ¿qué puede hacer el Estado argentino?

Argentina tiene que persistir en su planteo de reivindicación de soberanía; tiene que seguir consolidando su posición soberana en la zona económica exclusiva y en el sector antártico; tiene que seguir sumando apoyos internacionales; y tiene que seguir aprovechando las oportunidades que brinda el escenario, como hoy se ha intentado hacer.