El campo está expectante. Este jueves la Mesa de Enlace irá al Ministerio de Agricultura para impedir aquello que pareciera ser un hecho: una suba en las retenciones a la soja. La alícuota pasaría del 30 al 33%, mientras que el derecho a la exportación del maíz y el trigo tendrían un nuevo aumento en la carga impositiva.

Las entidades rurales ya anticiparon que irán con las cartas marcadas. Es que durante toda la semana, las principales autoridades de la Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Sociedad Rural acusaron al Gobierno de hacer "insostenible" el mercado agrícola. "Hay una profunda sensación de engaño, porque mientras se espera para dialogar se toman decisiones que no tienen retroceso”, expresó Jorge Chemes en un comunicado.

Con otro tono, aunque manteniendo las presiones, la Federación Agraria Argentina (FAA) y Coninagro se sumaron al reclamo de las agrupaciones que integran la Mesa de Enlace. En diálogo con Radio Delta, Carlos Iannizzotto -presidente de Coninagro- pidió al Gobierno que "recapacite" y de "marcha atrás" con la suba de las retenciones. En el horizonte,  imagina una nueva 125.

Basterra

Ante esa situación, el flamante ministro tiene una dura tarea: ser la voz que lleve calma a las entidades agrarias, visiblemente enojadas. Su primera estrategia fue darle lugar a organizaciones del campo en la cartera nacional.  Julián Echazarreta, segundo de Basterra como secretario de Agricultura, viene de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), entidad adherida a Coninagro.

Con las retenciones es otra historia. Desde Casa Rosada necesitan un nuevo aumento de los derechos de exportación, sobre todo, para llevar a buen puerto la negociación con los acreedores por la deuda pública. Se sabe que una de las exigencias de los bonistas ante cualquier plan de pagos es presentar números que limiten el déficit fiscal: las retenciones son la principal herramienta que tiene Fernández para alcanzar esa exigencia.

Basterra, por caso, aguarda entre la espada y la pared. Ante las presiones y el límite del Gobierno, el ministro espera que una cláusula de segmentación en los productores sea una puerta para un acuerdo entre la Rosada y la Mesa de Enlace. O al menos, para que calmen las aguas y no haya un paro del campo.