Boleta Única de Papel: la oposición logró la media sanción de un proyecto con ¿patas cortas?
Con una ajustada mayoría, distintas fuerzas de la oposición dieron una muestra de poder y le marcaron la cancha al Gobierno. El problema del Senado y un posible veto.
El oficialismo no pudo frenar la iniciativa de un conjunto de bloques de la oposición que unieron fuerzas para plantar en la agenda parlamentaria el tratamiento del proyecto para la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP). Así, con 132 votos a favor, 104 en contra y 4 abstenciones, la iniciativa obtuvo la media sanción. Pero el camino hacia la aprobación en la Cámara baja estuvo cargado de incertidumbre.
Ajustado
La sesión estaba programada para las 10. La noticia de que Sergio Massa acompañaría al Presidente en su viaje a Estados Unidos, por la XI Cumbre de las Américas, ya era conocida. Por lo tanto, el mendocino del PRO, Omar De Marchi, fue quien presidió la asamblea en tanto vicepresidente primero del cuerpo. Por problemas climáticos que complicaban el viaje de muchos legisladores del Interior hasta la Ciudad de Buenos Aires, se postergó el inicio cuatro horas, a las 14. Eso, sumado a la ausencia anunciada del radical Mario Negri –por haber dado positivo de Covid-19–, empezó a generar un barullo en los pasillos del Congreso por la posibilidad de que la oposición no llegara al quórum.
Sin embargo, tal como se esperaba, el scrum opositor bajó los 129 diputados necesarios –ni uno más, ni uno menos– y logró dar comienzo a la sesión. En realidad, pocos minutos después fueron 130, dado que la liberal Victoria Villarruel bajó más tarde. Los que también se apersonaron después del quórum fueron los diputados del Frente de Todos (FDT), con algunas ausencias, como la de Máximo Kirchner. Durante la sesión, se supo que un parlamentario más daría el visto bueno, el número 131: Rolando Figueroa, del Movimiento Popular Neuquino (MPN), aunque con la propuesta de que la opción de lista completa aparezca no solo en las elecciones generales, sino también en las PASO.
La última vez que los diputados se vieron la cara en el semicírculo fue el 5 de mayo, cuando, ante la negativa del oficialismo por tratar este mismo tema sobre tablas, la referente del PRO, Silvia Lospennato pidió el emplazamiento de las comisiones pertinentes para el debate del proyecto. La moción fue apoyada por 132 voluntades. Pero, además de Negri, otra figura que acompañó en ese entonces y después cambió de opinión fue Romina Del Plá, del FIT, que junto a sus tres compañeros de bancada decidió no votar en positivo.
Al scrum opositor, en tanto, lo conformaron Juntos por el Cambio (115 bancas)–, Interbloque Federal (8), Juntos Somos Río Negro (2), los cuatro liberales de José Luis Espert –Avanza Libertad (2)– y Javier Milei –La Libertad Avanza (2)– y el bloque SER (2). “Hemos logrado una nueva mayoría, plural, diversa, respetuosa, en una Argentina de la grieta que nos impide encontrar soluciones”, planteó Florencio Randazzo, uno de los principales impulsores del proyecto, en su discurso.
“Esta reforma, que pareciera hoy llegar a buen puerto, viene saliendo con fórceps. No es natural. No hay un consenso”, refutó el frentetodista Hernán Pérez Araujo, que presentó el dictamen de minoría. “Reitero la invitación a empezar a trabajar una agenda de consenso en serio. No de 131 o 132”, agregó, en alusión a lo que denominó una “mayoría pírrica”.
Patas cortas
Si bien el scrum opositor anotó otro triunfo parlamentario –como el rechazo al Presupuesto 2022– y le marcó definitivamente la agenda al oficialismo una vez más –al igual que el 5 de mayo–, el proyecto tiene –como se suele decir en los pasillos del parlamento– patas cortas. Es decir, es difícil que llegue mucho más lejos. Y eso es así por dos cuestiones.
En primer lugar, el Senado. A diferencia de la mayoría alcanzada por el consenso entre las distintas fuerzas de la oposición en Diputados, en la Cámara alta, la unión circunstancial no es suficiente para llegar a la mitad más uno de las bancas, requeridas para la sanción completa. En las últimas elecciones, el FDT perdió el quórum automático, pero eso no significó necesariamente que la oposición la obtuviera.
Ahora, el documento será tratado en el recinto presidido por Cristina Fernández de Kirchner. Y, si bien Alberto Weretilneck suele expresarse cerca del oficialismo, en este caso, su fuerza –JSRN– es también impulsora del proyecto. En tanto, los votos a favor de JxC (32), el MPN (1), el monobloque schiarettista de Córdoba Federal (1) y del rionegrino totalizan 35 botones verdes. No obstante, a los 35 del FDT se le suman el de la aliada Clara Del Valle Vega y la misionera Magdalena Solari Quintana, que pertenece al Frente de la Concordia Misonero, que en la Cámara baja no acompañó el dictamen de mayoría. Es decir, 37 que pulsarán el botón rojo.
Además, en caso de conseguir la sanción completa, surge para lo oposición otro inconveniente que el diputado del Interbloque Federal, Alejandro ‘Topo’ Rodríguez señaló tanto en el trabajo en comisión como en el recinto: la posibilidad de que el Ejecutivo la deje sin efecto. El bonaerense aseguró durante el plenario que obtuvo 57 firmas en su dictamen, que el ministro del Interior Eduardo ‘Wado’ De Pedro les hizo llegar una “amenaza” de veto y aclaró, humorada de por medio: “Veto con V corta” –y no “Beto”, sobrenombre de Alberto–. De todas formas, aunque la medida no progrese, el gol de la oposición se gritará igual.