Aplausos de Fontevecchia para Durán Barba por la llegada de Pichetto a Cambiemos
Luego de una semana frenética en la política, en la que cerraron las alianzas electorales con Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa como actores estelares, Jorge Fontevecchia reparó en las dos principales fórmulas presidenciales y puntualizó en una estrategia de campaña conjunta que unió a Cambiemos con el kirchnerismo.
Según el editorialista, las designaciones del rionegrino y la de Alberto Fernández dos semanas atrás lograron dinamitar Alternativa Federal y profundizaron la grieta entre los argentinos.
El dueño de Perfil bendijo el arribo del exjefe del interbloque del PJ en el Senado a la tropa oficialista y celebró que el Gobierno nacional haya reconocido la principal demanda de la sociedad ante la actual coyuntura socioeconómica: con la figura de Mauricio Macri, el respaldo del Fondo Monetario Internacional y la campaña de los globos amarillos no iba a alcanzar para aspirar a la reelección.
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En este escenario, las inclusiones de Pichetto y de Alberto Fernández en los binomios presidenciales, así como la reconciliación del líder del Frente Renovador con la expresidenta, rubricaron el certificado de defunción del peronismo federal, que intentó en vano, durante ocho meses, posicionarse como una alternativa electoral competitiva que zanjara la polarización.
Sin embargo, la incorporación de dirigentes centristas, más moderados en sus concepciones, hicieron más angostos los extremos que dividen a la coalición oficialista con su predecesora. Fue una anticipación conjunta a Roberto Lavagna, que hasta hace unas semanas era el candidato preferido del Círculo Rojo para cerrar la grieta.
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Fontevecchia rechazó la teorización de los analistas políticos que gira en torno a una virtual derrota del duranbarbismo con la elección del rionegrino y valoró que la mesa chica del Ejecutivo nacional haya prescindido de una fórmula puramente orgánica.
Para enmarcar su hipótesis, recordó la alianza del PRO con Felipe Solá y Francisco de Narváez en 2009, así como la que concretó con Massa en 2013. Aquellas gestiones les pertenecieron a Marcos Peña y al asesor ecuatoriano, supuestos predicadores del hermetismo en la estrategia gubernamental.