“Tengo 41 años. Soy analista político de temas nacionales e internacionales, escritor, ensayista y ya hace un par de meses que empecé a surfear también el trabajo en materia de crítica cultural. Me cuesta mucho encasillarme y definirme puntualmente sobre lo que hago por dos razones. Porque son muchos los temas que me interesan y creo que el principal motor es que me aburro muy rápido de las cosas. Entonces tengo que estar permanentemente descubriendo nuevos horizontes de trabajo, de investigación y de descubrimiento". Así se presenta Álvaro Zicarelli, ante la consigna de definirse para quienes aún no lo conozcan. Cómo ve al país, sus candidatos preferidos para las próximas elecciones y su afición por la historia, en este mano a mano con El Canciller.

¿Qué te llevó en tu vida de chico a interiorizarse, a focalizarte, a decir “me quiero dedicar a la política”? ¿Por qué? 

Yo creo que la política me eligió. No la elegí, creo que hizo bastante más la política en elegirme. Pero, en realidad, mi primer gran pasión y una de mis pasiones actuales fue la historia y es la historia. Desde el zambullirme en el nacimiento y auge de las grandes civilizaciones, pasando por la globalización, que es un fenómeno que existe desde que el hombre es hombre. No es un fenómeno netamente del capitalismo o de la edad moderna, sino que es del Neolítico en adelante. Desde que el hombre decide asentarse, crear ciudades, comerciar entre ellas y vincularse, la globalización existe.

Después, puntualmente, me apasionó siempre la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y obviamente la política como teoría y como actividad humana está presente. Es imposible analizar todos esos procesos que te conté sobre el auge, el desarrollo y la declinación y la caída Roma sin los procesos políticos internos. Sin la república, la tiranía, el imperio y la microfísica del poder, que Foucault analiza muy bien. En Roma, las cuestiones de pasillo y de palacio, eso llevarlo al resto de las épocas que podes estudiar. La política es inexorable, insoslayable. 

Esto está un poco trabajado en lo que va a ser mi próximo libro, cuando explico por qué me interesa la política mundial. La política te lleva a decir en un momento bueno, ya no quiero leerla, ya no quiero estudiarla, quiero vivirla, quiero estar del otro lado del escritorio. 

Me dijiste hace un segundo que te gusta mucho la historia. ¿Cuál fue el mejor momento de la historia de Argentina?

La generación del 80. Es difícil elegir uno. Yo te voy a decir uno y otro que creo que llevó al esplendor el proyecto de la generación del 80. Proyecto que, en realidad, estamos hablando por ejemplo, de las dos presidencias de Julio Argentino Roca, proyecto que era el de Sarmiento y a su vez el de Sarmiento era el de la generación del 37. Roca es el que lleva a la práctica la gestión, el proyecto político, económico y cultural de la generación del 37 y de uno de los hombres más geniales que ha visto este solar que es Domingo Faustino Sarmiento. El desarrollo de la educación laica y pública, la apertura de la economía argentina hacia los grandes mercados internacionales, que nos llevó a estar en el 7º lugar de la economía por cuestiones per cápita. Disputándole incluso, en América, la hegemonía económica a los Estados Unidos, siendo un modelo y motivo de admiración para los estudiosos de Europa. 

Bueno, algo que muchas veces se oculta, es que Roca fue el que hizo este país laico. Le quitó el monopolio de la educación pública y de las cuestiones civiles a la Iglesia. El matrimonio civil, con la Ley 1420. Obviamente hay otros presidentes posteriores: Nicolás Avellaneda y Carlos Pellegrini. Pero Roca es como la síntesis dialéctica de todos estos procesos. 

¿Qué pasaría si Sarmiento se levantara de la tumba? 

Creo que hasta que le acierte no para de jugar a la ruleta rusa. Yo no soy muy del “what if”. Del de que hubiera pasado si o qué pasaría si. Pero, entiendo que un hombre con una vocación de progreso, con una vocación de superación frente a la adversidad, no toleraría que un país con toda la potencialidad en materia de recursos naturales, climatológica, pero también de capital humano, esté viviendo la situación que está viviendo hoy, que es más propia de un país del tercer mundo. 

Creo que estaría muy angustiado. Más que angustiado, estaría muy enojado. Sarmiento se enojaría y Sarmiento combatiría fuertemente este proceso decadente.

Por eso yo, cuando me preguntan quienes son los dos modelos de hombres de acción, pero también de pensamiento y de cultura, siempre digo: en el siglo 19, Domingo Faustino Sarmiento, y en el siglo 20, Winston Churchill. Eran hombres de una vasta cultura, eruditos, autodidactas mayormente, pero con mucho carácter. 

¿Y en lo que va del siglo 21?

Si lo conocés, preséntamelo. No existe nadie que me motorice la admiración, no. Incluso hasta estudiarlos como los estudian no. Lo lamento, no causa gracia, 

Por ahí no nació todavía. 

Lo que pasa es que, si no nació y vamos a suponer que desarrolla una actividad similar a la de Churchill o la de Sarmiento, a los 40, yo quizás no lo llegue a ver. 

Eso es lo que me preocupa de la finitud de la vida, las cosas que no voy a llegar a ver. En esto, hago causa común con mi querido amigo Carlos Maslatón. Él dice que va a vivir hasta los 400 años y que incluso está realizando investigaciones para que le extiendan la vida. No sé si biológica o artificialmente. Me encantaría ver lo que va a pasar dentro de 100 años en un mundo tan dinámico, tan complejo y donde los saltos evolutivos son cada vez en más corto tiempo. 

Si ya nos asombra lo que está pasando en materia tecnológica. Te voy a nombrar a uno, Elon Musk, que podría ser un nombre, pero no te lo señalé porque no es político, por ahora. Elon Musk, que claramente es el Leonardo da Vinci de nuestra época. Por su nivel de creatividad.

Mirá qué curioso, una de las empresas de Elon Musk se llama The Boring Company, la compañía El aburrimiento, porque justamente es otro de los grandes problemas que él tiene, el tedio del aburrimiento, él desarrolla todo lo que desarrolla para luchar primero contra su aburrimiento.

¿Qué es ser de derecha?

Qué pregunta, yo no la tengo muy muy respondida. La primera vez que se empezó a utilizar los términos izquierda y derecha para ubicar a los individuos dentro del espectro ideológico, fue en las asambleas constituyentes del proceso revolucionario francés. A la derecha se ubicaban los monárquicos constitucionalistas, los republicanos moderados o aquellos que entendían que todo el régimen no debía ser no desmembrado o disuelto, sino perfeccionado. Y a la izquierda, principalmente los jacobinos, que querían los cambios radicales de raíz, modificar todo el régimen. 

Uno puede decir que en ese momento era la izquierda defendiendo la igualdad. Lo que pasa es que, en el origen de la revolución, la igualdad ante la ley, la misma igualdad frente a la norma y frente a las oportunidades después fue generando una igualdad uniformada. Somos todos iguales, todos pensamos igual y todos disponemos de lo mismo. Eso derivó en el terror y en los totalitarismos que hemos desgraciadamente visto durante el siglo 20. La derecha en ese momento defendía el orden, la idea de no hacer cambios radicales y de cambiar y mejorar lo que ya está, es la idea de mantener todo dentro de un esquema de orden. 

Hoy la izquierda abandonó sus banderas originarias, como por ejemplo la defensa irrestricta de la libertad como un valor universal y de la modernidad. Dentro de la modernidad, hablo por ejemplo, la defensa de la ciencia y de la técnica. La izquierda pasó a ser defensora de esa igualdad uniformadora y de una forma de orden sobre la base de un pensamiento único. Diametralmente opuesto a lo que históricamente la izquierda, por lo menos democrática, defendía. 

Hoy, la izquierda en América Latina y el resto del mundo es anticientífica y antitecnológica. Sobre esos posicionamientos sustentan sus pensamientos. Principalmente la postmodernidad, desde la absoluta irracionalidad. Con tantas cosas como el lenguaje inclusivo y el populismo. Porque el populismo es anticientífico por algo muy simple. Si no entienden que dos más dos es cuatro y que si vos tenés 100 y gastas 150 ahí tenés un déficit y perjudicas a la economía en la que vivís, claramente vas a estar en contra de la propia matemática. 

Hoy, la derecha, que era supuestamente la conservadora, la de pensamientos más unitarios y homogeneizadores y temerosa, pasó a ser, en defensa de la libertad frente a ese pensamiento único de izquierda, la principal defensora de la libertad. Deja el orden para defender la libertad. La libertad de pensamiento, la lucha contra el pensamiento único, la libertad de conciencia y la libertad de mercado. Obviamente siempre hablando de la derecha democrática. La derecha al igual que la izquierda se debaten dentro de procesos políticos democráticos. Bueno, yo hoy me siento un liberal de derecha.

¿Por qué en Argentina está mal vista la palabra derecha? 

Bueno, en primer lugar, porque la ignorancia es atrevida y en este país los ignorantes son temerarios, se atreven a decir cualquier imbecilidad y encima es tomado con seriedad. No saben lo que dicen. Cuando saben lo que dicen, actúan dentro de un marco de mala fe intelectual, donde se dicen, se desdicen y no justifican sus contradicciones. Contradictorios somos todos, pero a veces en ellos es alevoso. El bueno es bueno mientras les sirve, cuando deja de servirles pasa a ser el enemigo y los discursos se modifican. 

Acá también pasa eso, porque no hay un sistema político fuerte. En este país no hay partidos políticos y mucho menos hay programas de gobierno. Acá se votan personas, que entendemos son las que mejor representan las ideas que nos gustan, que nos parecen las más acertadas. Pero no hay un sistema de partidos políticos, no hay una carrera interna entre los partidos políticos. Acá hay gente que salta de un partido al otro. En algunos países donde el sistema de partidos político es sólido, está mal visto. 

Si tuviera que hacer un racconto de todos mis votos presidenciales del año 99 hasta la fecha, vos vas a ver claro, hay diferentes nombre, diferentes partidos políticos, pero hay un lineamiento: la defensa de la República, de la igualdad ante la Ley de la Libertad. Cada día corriéndose un poquito más hacia la derecha. Pero, hay un lineamiento. No hay un único partido que me represente y además mi personalidad no me permite ser un hombre de partido. 

¿Es lo mismo el populismo que el neo progresismo? 

No, el neo progresismo es el hijo bobo del populismo. 

¿Por qué? 

Bueno, primero quizá me veo en la obligación de tener que explicar qué es el neo progresismo, porque es el título central de mi primer libro. En primer lugar, el neologismo neo progresismo no es de mi autoría. Es una creación de mi querido amigo Nicolás Luca, un gran periodista de nuestro país, de un día que estábamos hablando sobre el uso del término neoliberal como adjetivo descalificativo y peyorativo para aquellos que abrevamos en el liberalismo o en la derecha.

Entonces, cuando he tenido la suerte de encontrarme con alguien que racionalmente y argumentativamente me puede responder qué entiende por neoliberal, cuando logro que me den una respuesta, me dicen “bueno, en realidad ustedes son neoliberales, nuevos liberales, porque nada tienen que ver con cierta tradición honrosa del siglo 19, donde había liberales que realmente defendían el progreso y defendían ciertos derechos”. No entiendo de dónde ellos creen que dejamos de defender. Entonces fui a la inversa, me puse a estudiar el progresismo como movimiento político, intelectual, cultural y económico, en defensa de la idea de progreso. Me lo pongo a estudiar y, como ya te lo señalé antes, la generación del 37, del 80 y las de la década del 30 del siglo 20, que eran conservadores o por lo menos liberales de centro, ergo, más de derecha, fueron defensores auténticos del progreso. Del progreso económico, científico, tecnológico y educativo. 

Ahora, vos mirás a estos que dicen defender el progreso y están en contra hasta de que existan las vacas, porque dicen que las vacas, con sus flatulencias, aportan al calentamiento global, al efecto invernadero. Entonces, ahí digo “ustedes son neo progresistas y ni siquiera tienen nada de nuevo”. En realidad, yo diría que son progresistas de la antigüedad. 

Estás por sacar un segundo libro.

Sí, “El gran juego, la nueva guerra fría entre China y Estados Unidos”. 

¿Por qué la política exterior?

Porque, como te decía, a través de la historia me apasionaron la teoría y los procesos políticos en general. El problema es que la política argentina es tan mediocre, tan chata y tan cortoplacista que me ahogaba en esta aldea discursiva. Mejor dicho, en este discurso y sistema aldeano, pueblerino. No digo pueblerino porque estoy en contra de los pueblos, hablo de lo chiquito. 

Entonces, me refugio en la política mundial que tiene lo suyo también, pero que por lo menos me da un esquema más amplio, más dinámico, con otros criterios que no me da la política nacional. Obviamente estoy permanentemente en contacto con ella, tanto como analista y como consultor, pero me aburren. 

Vas a ir a trabajar con Elon me parece.

Cualquier cosa, con Elon y el Kun Agüero, que son los dos hombres de mi vida. Yo creo que un ingeniero genético tendría que hacer una clonación o algo. Ahora van a decir que soy eugenésico.

Pero bueno, en ese libro lo que estoy analizando es la contienda estratégica entre China y Estados Unidos por la hegemonía global, política, económica, militar y cultural desde una perspectiva realista. Una reivindicación de la escuela realista en las relaciones internacionales, una reivindicación de quien fuera mi otro gran maestro, junto con Juan José Sebreli, quien me introduce teórica en materia de teoría y praxis de las relaciones sociales, el fallecido Carlos Escude. 

En la última parte del libro hago humildemente una propuesta de política exterior para que el próximo y nuevo gobierno, a partir del 23 de diciembre del 2023, aplique. Porque Argentina tiene que plantearse plantarse frente a esa contienda y al plantarse frente a esa contienda, lo primero que tiene que asumir es que es un estado periférico, que es un estado, ya no en crisis, sino casi administrando su decadencia. Pero, que tiene la oportunidad de volver a reinsertarse y hacer de la política exterior la política de estado. Pensemos que hoy Argentina, por su propio posicionamiento, pero también por el esquema mundial, no tiene capacidad de alinearse automáticamente con ninguna de las dos grandes potencias. Te lo digo yo, que soy pro norteamericano y pro americano y pro occidental desde que era un espermatozoide. Pero, más que amigo de Sócrates o de Platón, soy amigo de la verdad. La realidad es lo que es, no lo que yo quiero que sea. Y si quiero que sea otra cosa, tengo que participar activamente en ella para cambiarla. Pero, primero me tengo que plantar ante lo real. Argentina es un estado periférico, incluso hasta una sociedad vista de reojo, vista como una sociedad, un sistema político y económico que reincide permanentemente en errores que cada año la hace hundirse un poquito más. Cuando tiene todo para poder ser una potencia media, no te digo una gran potencia, pero una potencia media con estándares de vida como Alemania. Como la Alemania de los 30 años gloriosos. 

¿A quién vas a votar? 

¿En qué orden? 

Presidente.

No tengo decidido. A gobernador de la provincia de Buenos Aires, sí. Creo que es la madre de todas las batallas. Néstor Grindetti. Creo que es el mejor gobernador que puede tener la provincia de Buenos Aires, el más preparado en términos técnicos, el que ha demostrado en gestión con un distrito tan complicado como era Lanús. El Lanús que heredó y cómo lo ha revertido y lo ha transformado en un municipio mucho más vivible. Además, fue ministro de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires. Es Néstor Grindetti. Además, una gran persona. Un hombre con una disciplina de trabajo impresionante.

Después, hay un montón de intendentes en la Provincia de Buenos Aires que creo que deben ser reelegidos o elegidos. Por ejemplo, Diego Kravetz como sucesor de Néstor. Guillermo Montenegro en Mar del Plata me parece que es el decano de los intendentes, por lo que está logrando con todos los obstáculos que le pone el gobierno de Kicillof, ha transformado Mar del Plata. Después, a jefe de Gobierno, mi candidato hoy es Ramiro Marra. Pero, creo en la construcción de algún proyecto más amplio. A presidente todavía no tengo algo decidido. 

¿Puede ser una mujer?

Sí, un hombre o una mujer puede ser perfectamente. Lo que está clarísimo, es que mi candidato/candidata a presidente va a surgir entre Javier Milei y dos halcones que quedaron en Juntos por el Cambio: Patricia Bullrich o Miguel Ángel Pichetto. Esos son mis tres candidatos a presidente. Mi sueño, un proyecto conjunto entre ellos tres, con el acompañamiento de un liderazgo indiscutido con el presidente Mauricio Macri.