“Antes de que mi mandato termine, en este primer mandato que tengo, yo te garantizo que van a tener el Polo Industrial que necesitan para darle trabajo a los hombres y mujeres de José C. Paz”, le dijo Alberto Fernández al intendente Mario Ishii durante un acto en el conurbano bonaerense. Así, casualmente o no, el presidente insinuó la posibilidad de que exista un segundo mandato en su carrera política.

El ¿desliz? tuvo un fuerte rebote e incluso algunos de los funcionarios más cercanos al mandatario salieron a darle un espaldarazo. Cuando le preguntaron al ministro Matías Kulfas sobre si apoyaría la renovación del jefe de Estado en su cargo respondió: “Sí, por supuesto”. Y agregó: “Nuestra aspiración en 2023 es consolidar la figura del Presidente y que pueda estar competitivo para una elección”.

Otro fue Gabriel Katopodis, que planteó: "Se gana en 2023 si la Argentina crece, si tenemos una cohesión política fuerte en el Frente de Todos (FDT) y si definitivamente podemos cumplir con buena parte de los propósitos que nos comprometimos allá en 2019”. Santiago Cafiero y Juan Zabaleta también habían dado señales en ese sentido en las últimas semanas.

¿Puede?

“Es natural que un presidente tenga esa aspiración”, planteó el consultor político Juan Courel a El Canciller. “Yo no creo que nadie en el peronismo crea que Alberto no tenga la vocación de reelegir. Nunca dio a entender lo contrario”, agregó el especialista que fue artífice de la campaña del FDT en 2019 y la de las PASO en 2021. 

El analista Fernando Nejamkis coincidió en ese punto: “Todo presidente pretende reelegir, y no generar la expectativa en ese sentido es como asumir que su periodo político tiene un final ya”. Sin embargo, para el director de la Consultora Opinaia, “es muy difícil pensar en una reelección con un 50-60% de inflación”. En diálogo con este medio, desarrolló: “No me imagino en este marco que sea tan sencillo para Alberto Fernández aspirar a poder renovar su mandato en 2023 si no viene una combinación de crecimiento económico, mejora del salario real y baja de la inflación”.

El post-acuerdo con el Fondo

La política nacional atraviesa semanas de intensa actividad en función del inminente tratamiento en el Congreso de la Nación de la autorización –o no– de la refinanciación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Este presidente no vino a ser un presidente de la Argentina en default”, expresó el director de Opinaia, quien confió en que el acuerdo saldrá aprobado del parlamento pero puso el ojo en la configuración del voto oficialista.

Courel también se mostró interesado en ese punto y advirtió: “Si se aprueba, la mirada va a estar puesta tal vez en quienes no formaron parte del acompañamiento”. En ese sentido, Nejamkis planteó: “Si el kirchnerismo duro vota en contra, el Frente de Todos no va a ser lo que era después de la votación del acuerdo”.

El día después del acuerdo será clave para redefinir la dinámica interna de la coalición gobernante. No obstante, para Courel “seguramente sea muy similar a la de estos dos años”. El consultor descartó: “No me imagino un cambio ni una aceleración del conflicto, pero tampoco que de repente se vaya a convertir en un canto a la armonía”. Además, en miras de 2023, el experto recordó que, en términos de opinión pública, “toda la discusión sobre la deuda queda un poco lejos del electorado no convencido”.

Las PASO y la hipótesis de los candidatos no protagonistas

Después de la derrota en las legislativas, el presidente se mostró entusiasmado con la idea de que en 2023 el futuro de la coalición se defina en internas. “Las candidaturas futuras las tiene que resolver la gente y no en una mesa. El que quiera ser candidato que vaya a unas PASO y que la gente dirima quién es el mejor”, señaló frente a la multitud reunida en la Plaza de Mayo.

“Es difícil que las PASO sirvan con un presidente en ejercicio, sirven para la oposición”, opinó Courel. Sin embargo, en las últimas semanas gravitó la posibilidad de que esa instancia sea aprovechada para dirimir las diferencias pero protagonizada por candidatos de menor peso que el de los Fernández. Eduardo ‘Wado’ De Pedro, Daniel Scioli, Felipe Solá, Jorge Capitanich, fueron algunos de los nombres que resonaron producto de su lugar institucional o de la capacidad de sus equipos de instalarlos como potenciales cartas.

“Si el candidato no es el presidente quiere decir que el espacio político llega muy dañado al proceso electoral. Se supone que, si a la economía argentina le va bien, el presidente podría renovar su vínculo con la ciudadanía. Y en ese caso, esos escenarios serían impensables –argumentó Nejamkis al respecto–. Esos son escenarios de un gobierno al que no le fue bien. Más que de un trasvasamiento generacional estaría hablando de un fracaso de la coalición”.

“Por más debilitado que pueda estar el Gobierno, es poco probable que pueda emerger del oficialismo un candidato más competitivo que un presidente en ejercicio”, señaló Courel, quién luego agregó: “Si hay una voluntad mayoritaria de cambio, la sociedad se va a volcar por un candidato opositor. Y si hay una cierta confianza en el rumbo, se votará al oficialismo. Y no hay nada más oficialista que un presidente”.