A la Argentina no le faltan dólares. A los costados de las rutas que atraviesan el país, no crecen billetes estadounidenses desde la tierra, pero si soja. Y, a esta altura, para la idiosincrasia argentina podrían considerarse dos formas de decir lo mismo. O por lo menos así lo da a entender el Gobierno, cuando encuentra en el retraso de la liquidación de la oleaginosa la principal razón por la que la presión alzista en los mercados cambiarios no da tregua hace más de dos semanas.

Dejando de lado la licencia metafórica, hay un fenómeno característico y repetido en la historia que nadie niega: el aumento de la brecha entre el oficial y los dólares paralelos fomenta un adelanto en las importaciones –impartido por quiénes intentan anticiparse a una suba que los obligaría a pagar más por lo mismo en el futuro– y un retraso en las exportaciones –por el mismo razonamiento a la inversa–. Eso agrava aún más la situación, porque salen del país más dólares y entran todavía menos de lo esperado.

“Guardan US$20.000 millones y no los liquidan cuando el país los necesita”, planteó Alberto Fernández la semana pasada en alusión al campo. En conversación con este medio, Ricardo Buryaile, exministro de Agroindustria de Mauricio Macri, criticó: “El Presidente no está diciendo la verdad. Está mintiendo y manipulando para justificar su inoperancia”. A su vez, lamentó que el mandatario “incite a la grieta”.

La nueva medida

El hermetismo en la Casa Rosada cerró este lunes por la noche, cuando el Banco Central anunció la creación de una cotización especial de la principal divisa extranjera para que los productores aceleren la venta de sus cosechas. Del total que liquiden, podrán depositar un 70% en “dólar link” –que se ajusta en función del oficial– y el 30% restante podrá destinarse a la compra de dólar ahorro –hoy en $226, por la suma del Impuesto PAÍS, Ganancias y Bienes Personales–. Mediante la primera operación, se resguardan ante una posible devaluación del BCRA y a través de la segunda, se les permite acceder a un tipo de cambio $100 más barato que el paralelo o los financieros (MEP y CCL).

“Valoro el gesto que hace el gobierno, pero no va a tener un gran resultado”, planteó a El Canciller el extitular de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, quien se mostró poco optimista respecto a que la medida logre el ingreso de los cerca de U$S 10.000 millones a las arcas del Central que el Gobierno espera –sacando lo de las cerealeras–. “Va a tener algún resultado parcial o pequeño, no va a haber una catarata de liquidación de divisas”, agregó el productor agropecuario.

Eduardo Buzzi, extitular de la Federación Agraria Argentina.

La disposición del organismo que dirige Miguel Pesce tampoco generó mucho atractivo en el sector sojero. Sobre la decisión del Gobierno, Buryaile opinó: “Es de un nivel de desconocimiento importante. No se puede mover la cosecha como quieren moverla, en días o semanas”. Desde un lugar muy distinto al de Buzzi, el diputado nacional radical además planteó que “lo que el Presidente quiere es que ganen los exportadores, sus amigos, porque si sale a decir que quiere que se venda mañana la cosecha, el precio interno va a bajar, porque no hay logística para recibir y transportar eso”. Entonces, siguió: “los exportadores se van a cruzar de brazos y van a pagar lo que quieren en el mercado interno”.

Buzzi, por su parte, señaló: “Es una buena herramienta. Ahora, no va a modificar de modo sustancial el criterio de los especuladores”. Lo cierto es que, teniendo en cuenta los beneficios para los productores en términos de tipo de cambio pero también los impuestos y retenciones, el “extra” para los que decidan vender antes de que finalice agosto será del 15%. Así, a la oferta única e imperdible del Gobierno, el titular de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, la tradujo en un desanimado: “Es confuso”.

¿Especuladores?

Ahora bien, la decisión del Central busca apurar la venta, pero el sector no muestra motivación, ¿por qué? Desde la cosmovisión del oficialismo, los “especuladores” retienen su cosecha para que, el Gobierno, ante la falta de reservas, deba devaluar. Con ello, podrían obtener un mayor redito al liquidar. En ese sentido, sería esperable que, en vez de aprovechar el incentivo del “dólar soja” sobre el 30%, el productor vea con entusiasmo la idea de acopiar y esperar, para tener un beneficio sobre el 100%.

“El oficial está atrasado”, afirmó Buryaile, quien además recordó que “tenemos una brecha del 130%”. En contraposición, Buzzi postuló que “nadie razonablemente puede esperar que en septiembre de este año tengamos un dólar oficial de $300 y sin retenciones, que es lo que esperan”.

Frente a la discusión de si existe esta especulación o no, el exministro de Macri recordó que “históricamente, las ventas de granos fueron a lo largo del año, nunca se concentraron”, y sostuvo: “Entonces, lo que está haciendo el productor es evitar quedarse en pesos para no ir al dólar y para ir vendiendo en la medida que necesite. ¿Eso es conspiración? No”. Sin embargo, hay quienes pueden llegar a aprovechar la medida, aunque para Buzzi es “un pequeño porcentaje”.

“El Gobierno ha elegido el camino del estímulo y me parece que está bien. De todos modos, lo que hay que entender es que el problema no se va a resolver con esta medida”, opinó el expresidente de la FAA. En cambio, propuso que se “restituya algo parecido a la Junta Nacional de Granos”. Su iniciativa tiene que ver con crear un consejo interministerial para el control de las exportaciones. “La Aduana, que depende de AFIP; SENASA; Gendarmería; y Prefectura, deberían estar metiéndose en cada barco para ver qué es lo que se carga”. Asimismo, apuntó contra el encargado de la cartera agropecuaria: “Si Julián Domínguez fuera un ministro comprometido con los intereses nacionales debería impulsar eso”.

Retenciones, ¿sí o no?

Además, el reciente pecheo entre el Gobierno y el campo abrió otra discusión: en un contexto donde los precios internacionales de los commodities están en valores históricos, ¿qué debe hacerse con las retenciones? En los últimos días circuló una versión que planteaba la posibilidad de que se redujeran. El ministro Domínguez lo descartó de raíz y le pidió al campo que haga un esfuerzo. Buryaile, por su parte, fue aún más lejos con el pedido. “Las retenciones no deberían ni existir”, propuso el diputado nacional por la UCR, quien las definió como un “impuesto prehistórico” e “injusto, porque tenés que pagarlo aunque pierdas plata”.

Ricardo Buryaile, diputado nacional y exministro de Agroindustria.

Frente al creciente descontento por la crisis económica, una de las salidas que ven desde las organizaciones sociales afines –quizás ya no tanto– al Gobierno es el Salario Básico Universal (SBU). El líder del MTE, Juan Grabois, propuso hace pocos días elevar los derechos de exportación en un 10% para financiar esa política específica, en clave redistributiva. Algo que seguramente se expresará en la marcha de Barrios de Pie –integrante de UTEP– del próximo sábado frente a la Sociedad Rural, donde el espacio de Daniel Menéndez pondrá en la calle la exigencia del Presidente de liquidar la soja acopiada.

“No sé lo que va a pasar el sábado en La Rural… puede estar heavy la cosa. Porque van a marchar para provocar”, sostuvo Buryaile en diálogo con El Canciller. Después, insinuó: “Si me venís a pelear a mi casa, me violento”. De todas formas, el exministro recordó que “no tienen los votos en el Congreso” para implementar una medida de ese estilo y agregó: “Es demencial decir que van a subir las retenciones con un dólar a 137, cuando tenés una brecha del 130%”.