En la localidad de San Isidro, la Policía Federal Argentina desbarató este miércoles una imprenta que distribuía más de 100 libros con propaganda nazi y una guillotina. Luego de las primeras pesquisas, los agentes comprobaron que no se trataba de un negocio de pequeña escala, sino que se difundía de manera exponencial a través de distintas áreas tecnológicas en formato PDF y libro.

El caso comenzó a investigarse en 2021 debido a una denuncia que realizó la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentina (DAIA), que actúa como querellante, al Departamento de Investigación Antiterrorista (DUIA) sobre distribución y fabricación del material que era vendido por redes sociales y plataformas como Mercado Libre. El desarrollo de la causa duró dos años e intervino el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°1 del municipio, a cargo de Sandra Arroyo Salgado

Los detalles fueron brindados en una conferencia de prensa en el Salón “Círculo Maipo" del Cuerpo de Policía Montada en Palermo (Foto: NA).
Los detalles fueron brindados en una conferencia de prensa en el Salón “Círculo Maipo" del Cuerpo de Policía Montada en Palermo (Foto: NA).

Esta causa arraigó con una denuncia contra una página web que hacía publicaciones sobre contenido antisemita y nazi, que se vendían a través del mercado líquido. Con esa idea se dio intervención a la jueza Arroyo Salgado”, explicó Javier Villagra, autoridad del DUIA.

El comisario indicó que se utilizaron diversas técnicas de investigación para tratar de encontrar a la persona responsable de esas publicaciones, de la que solo se conocía el nombre del usuario. A través de escuchas telefónicas se logró dar con ella y proceder a su detención.

“Mercado Libre tiene oficinas jurídicas propias que tratan de evitar que se comercialicen artículos ilegales, pero en este caso, junto con la DAIA, hicimos una exploración de redes, focalizando este tipo de búsquedas”, dijo a la agencia NA el jefe de la Policía Federal Argentina, Juan Carlos Hernández. Además, advirtió que la etapa investigativa para corroborar que no haya más involucrados todavía sigue en pie y justificó que el desarrollo de la causa haya demorado dos años. “No queríamos limitarnos a la venta de uno o dos productos, sino ver el mapa genérico de todo”, explicó.

Acerca del material secuestrado, remarcó que "los libros son de producción propia. Sin dudas deben tener una fuente informativa y lo incautado también se puede obtener a través de la web con formato de PDF y claramente todo este material debe estar en algún reservorio". 

"Este sujeto se dedica a hacer la actividad gráfica, de imprimirlo con un grado también de atracción como para que el cliente lo convenza de que, bueno, este material lo quiere tener en su biblioteca, que es lo que tratamos de evitar", subrayó. 

Marcos Cohen, vicepresidente de la DAIA, también se mostró sorprendido: "A menudo se reciben datos e información de este tipo de cosas, pero realmente llegar hoy a este lugar y poder ver todo lo que hay nos resulta verdaderamente impresionante. En primer lugar, nos sorprende que haya gente produciendo todo este material y es preocupante que haya gente que lo consuma".