Propongo adelantar el cumpleaños de la Secretaria de Acceso a la Salud justo un mes para que de ahora en adelante caiga el Día del Trabajador. Y si no fuera posible, porque es cierto que uno nace cuando nace, que cada comienzo de junio sea el Día Nacional de Carla Vizzotti.

Sobresaliente desde chica, participaba de los actos escolares en la Escuela Cangallo de Once, su barrio de crianza, de frente a sus compañeros porque solía ir a la bandera. Carla ensayaba entonces lo que era llevar el peso y el orgullo de la camiseta, algo que décadas después le tocaría volver a enfrentar, salvo que en dimensiones muy distintas.

Todos sabemos que desde hace diez meses, día tras día, la Dra. Vizzotti se carga la crisis del Covid al hombro. Encabeza conferencias de prensa, da los reportes matutinos y, como si fuera poco, paga el precio de la alta exposición.

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¿Quién da malas noticias, quién comunica medidas antipáticas, quién contesta preguntas ridículas, quién combate la infodemia, quién sale a rectificar las operaciones mediáticas, quién corrige los errores de comunicación cruzada del Gobierno, quién se banca las bufonadas misóginas de sujetos ociosos como Jorge Lanata? Ella. Y, encima, si está harta, no se le nota. Chapeau, amiga.

Influencer de la mesa chica, se graduó en la Universidad del Salvador y se especializó en medicina interna e infectología en la UBA. Llegó a la función pública durante el kirchnerismo de parte de quien considera su líder político, Ginés González García, amigo de su papá “Calepo” Vizzotti, también médico. A cargo de la estrategia de control de la Dirección de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación (DiNaCEI), Carla se desempeñó con la misma impronta que en toda su formación.

Estuvo a cargo del Programa Nacional de Vacunación cuando en 2009 despuntó la gripe A y amplió el calendario a 19 vacunas gratuitas y obligatorias, un récord en el país y un modelo en el mundo. Todos fueron méritos hasta que en 2016 la gestión de Cambiemos, con la venia de Jorge Lemus, decidió desvincularla de su cargo, no sin antes degradar su dirección y dejarla sin equipo.

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Dicen que tiene un sentido del humor implacable, que las reuniones junto a ella se prestan a la carcajada, que en su porteño acelerado, y por su propia chispa, se le va alguna mala palabra que mejor no traducir. Roto el hielo tras el primer viaje de la comitiva argentina a Rusia, Alexander Gintsburg, director del Instituto Gamaleya de Rusia, llamó a Vizzotti “la señora de las preguntas”.

Junto a Cecilia Nicolini, su par y asesora de Fernández, misionaron por las Sputniks y estrecharon su relación a fuerza de jornadas extenuantes, de cenas y desayunos a deshoras y de, incluso, una visita a la guardia durante la madrugada. La risa mano a mano con el estrés.

Ginés, Alberto y Vizzotti

Algo de esa picardía se vislumbra en el video estilo stand up que hizo para Fundación Huésped, donde es Consultora para el Análisis de Estrategias Sanitarias desde el 2017. Convocada por Pedro Cahn, la doctora explora estrategias para mitigar el efecto contagio de la ignorancia y la conspiranoia.

Dice que no hay que enojarse, que las vacunas hay que militarlas y, no sin su pequeña maldad, remata: “las vacunas producen adultos”.  Su interés por la salud pública se fijó tras su paso por el Stamboulian, centro de estudios infectológicos, luego de haber hecho guardias en el Hospital Fernández y de haber sido jefa de residentes en el Mitre.

En 2015, fundó la Sociedad Argentina de Infectología y Vacunología (SADI), una organización científica sin fines de lucro, junto a colegas y amigos. En 2019, antes de que todo el peso de la realidad cayera sobre ella con la fuerza de la pandemia, fue reconocida como Profesora Honoraria de la Universidad Nacional de Córdoba.

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Andará de capa caída Carla, gallardista confesa, luego de la derrota de River Plate frente a Palmeiras. Amante del teatro y de los viajes, dicen que no ha dudado en adentrarse sola en rincones perdidos del mundo, en comunidades cerradas para hablar de las virtudes y la importancia de la inmunización colectiva. Igual que en 2018, Vizzotti balconeó en el recinto durante el debate de la ley de IVE junto a las colegas, con las que comparte los encuentros de Mujeres Gobernando. Expectante, alegre: rulos, pañuelo y barbijo.

CV muy extenso para la tiranía del periodismo. Su perfil técnico no la priva de haberse convertido, tal vez a su pesar, en el cuadro político de la lucha contra la pandemia. Carla ya tiene club de fans en Twitter, arroba La Vizzotti, pero no creo que con eso alcance. Propongo, para cerrar, la hechura de un monumento para lo cual vamos a necesitar llaves. Cantidad.