La emblemática obra “La Gioconda” de Leonardo da Vinci, que convoca a millones de turistas cada año a conocerla en París, fue atacada por un grupo de activistas que logró evadir a la seguridad del Museo del Louvre y le tiró sopa frente a las cámaras, que registraron el singular episodio de protesta. 

La pintura de 77 centímetros de alto y 53 de ancho, también conocida como la “Mona Lisa” y que es uno de los principales atractivos del popular museo parisino, había sufrido ataques similares en 2022, cuando un visitante le untó crema glaseada por todo el vidrio protector. 

Pero, ¿qué reclamaban en esta ocasión las personas que decidieron burlar la seguridad de uno de los lugares turísticos más custodiados del mundo? ¿Sobre qué tema querían llamar la atención con su iniciativa? 

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Las dos mujeres que tomaron el protagonismo de la protesta y apuntaron directamente al cuadro con la sopa son parte de un grupo denominado "Riposte Alimentaire" (Respuesta Alimentaria), a favor de la alimentación sustentable. Al lograr acceder al recinto, empezaron a gritar: “¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible? Nuestro sistema agrícola está enfermo”. 

Horas después, el grupo -cuyo nombre podía verse en las remeras que portaban las activistas, y que dejaron ver ante las cámaras una vez logrado su objetivo- se atribuyó el ataque en su cuenta de la red social X e identificó a ambas como dos de sus integrantes, de 24 y 63 años. Además, afirmaron que, mediante esta acción “no violenta”, exigen “el establecimiento de una Seguridad Social Alimentaria Sostenible”. 

Rachida Dati, ministra francesa de Cultura, expresó también a través de una publicación en X que “ninguna causa podría justificar que fuera atacada” la pintura conocida en Francia como "La Joconde". Famosísima por la enigmática sonrisa del personaje retratado, pertenece “como legado”, según aseguró la funcionaria, "a las generaciones futuras".

El momento del ataque al famoso cuadro, que reúne a millones de turistas a su alrededor cada año.

A lo largo de la historia, la Mona Lisa no solamente recibió ataques vandálicos como forma de protesta social. En 1911, fue robada por un empleado del museo y, 39 años más tarde, fue atacada con ácido. Luego de dicho incidente, decidieron reforzar su seguridad, por lo que la protegieron con un vidrio blindado, que en esta ocasión la cuidó del efecto de la sopa arrojada. En 2009, una mujer le había tirado una taza de cerámica a la peculiar obra de Da Vinci. 

El retrato de Lisa Gherardini es parte de la creación del renacentista italiano que fue adquirida por el rey Francisco I de Francia a comienzos del siglo XVI. Desde entonces, es propiedad del Estado francés.