El Papa Francisco evacuó las expectativas que se tenían sobre sus declaraciones en torno a Venezuela al calificar a la situación como "grave" y pedir una "solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los Derechos Humanos".

En su tercer día de recorrido por Panamá, en el marco de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud, el silencio del pontífice, que solo había expresado a través de su vocero que seguía muy de cerca la situación conflictiva del país bolivariano, tuvo su fin con declaraciones en las que no reconoce a Guaidó como presidente encargado, pero tampoco benefician a Maduro.

De hecho, se manifiestó preocupado por la sociedad venezolana y deseó que se encuentre una salida pacífica, pero sin convalidar la elección de Maduro. El Papa, que recibió al presidente electo de Venezuela en una ocasión, se vio envuelto en una controversia por mencionar al país bolivariano. 

El mensaje que la máxima autoridad episcopal envió por Navidad pedía por la "concordia" y la "reconociliación" bolivariana y 20 expresidentes latinoamericanos, entre los que se encontraba Fernando de la Rúa, salieron a criticar la misiva a través de un comunicado.

Allí, rechazaron la apreciación de Venezuela con el argumento de que, en ese país, los ciudadanos "son víctimas de opresión de una narco-dictadura militarizada". Simultáneamente y con un mensaje mucho más crudo, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) solicitó al gobierno de Maduro "frenar la represión sistemática ante el descontento popular".

En este sentido, en una entrevista brindada al diario Hoy, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas aseguró que Jorge Mario Bergoglio acuerda absolutamente con esa delegación.

Sin reconocer a Guaidó, se aleja el Papa Francisco de Maduro y pide una solución "justa y pacífica"