El próximo viernes, los ojos del mundo estarán posados en Venezuela. Edmundo González Urrutia ha prometido regresar a Caracas para jurar como nuevo Presidente de la Nación, mientras Nicolás Maduro, que gobierna desde 2013, se alista para iniciar su tercer mandato, con la amenaza de detener por "golpista" y "usurpación de cargo" al otrora diplomático de 75 años, si se atreve a volver al país.

La incertidumbre es total. Mientras el régimen chavista ofreció una recompensa de USD 100.000 a cualquier persona que revelara información que permitiera la captura de quien se autoproclamó ganador de las elecciones del 28 de julio pasado, este dirigente, candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), dejó instalada la incógnita, al asegurar que su llegada al país, primero, y al Palacio de Miraflores, posteriormente, será toda "una sorpresa". "La estrategia es no hablar de la estrategia", señalaron a El Canciller fuentes del Comando Con Venezuela, el equipo de campaña de González Urrutia y su aliada política, María Corina Machado, la verdadera líder de la oposición.

"El 10 de enero estaremos en Venezuela para cobrar el triunfo en los comicios. Así lo determinó la voluntad popular", insiste el exembajador en Argentina con un documento en mano que el oficialismo no ha podido mostrar: las actas electorales que los fiscales de la PUD, en un titánico trabajo, consiguieron aquella jornada ante la certera sospecha de que el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) intentaría embarrar la cancha en caso de una derrota. Según esos "recibos", obtuvo casi el 70% de los votos, contra el 30% de Maduro.

Machado, que desde hace unos meses se mueve en la clandestinidad, ha sido algo más cauta. Tampoco le ha quitado el velo a los planes secretos de quienes aspiran a suceder al chavismo y se ha dedicado a contar que se le ha ofrecido una "transición negociada" a Maduro, quien también se adjudicó el triunfo en aquellos comicios pero sin mostrar las actas, lo que buena parte de la comunidad internacional consideró un fraude.

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"Tiene tiempo hasta el día 10. Las condiciones son beneficiosas para él. Lógicamente, esos beneficios irán desapareciendo si se resiste a entregar el poder", explica sin muchas precisiones la ya designada Vicepresidente del nuevo Gobierno, en alusión a un salvoconducto que la nueva administración les otorgaría al actual jefe de Estado y a los principales dirigentes del régimen.

Las especulaciones son de variado tenor. Algunas sostienen que González Urrutia, quien se reunió en los últimos días con los presidentes de Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Panamá, Javier Milei, Luis Lacalle Pou, Joe Biden y José Mulino, en el marco de una gira de ultimísimo momento para consolidar el apoyo internacional, podría aterrizar en Venezuela en un avión oficial del Gobierno español, acompañado por el canciller de ese país, José Manuel Albares Bueno.

Otras, las más rimbombantes, indican que lo hará en el Air Force One, la aeronave presidencial de Estados Unidos, o en un avión militar y junto al secretario de Estado del país norteamericano, Antony Blinken. Y, dentro de estas últimas, hasta se habla de una intervención del ejército privado Blackwater, cuyo líder, el empresario y exoficial de la Armada Erik Prince, se ha declarado enemigo de Maduro.

La única certeza es la aportada por el expresidente colombiano Andrés Pastrana, quien el martes reveló que acompañará a González Urrutia en su regreso a Caracas junto a otros exmandatarios latinoamericanos, como Vicente Fox y Felipe Calderón (México), Jamil Mahuad (Ecuador), Jorge Quiroga (Bolivia), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Ernesto Pérez Balladares y Mireya Moscoso (Panamá) y Laura Chinchilla (Costa Rica).

"Que vengan. Los estamos esperando. Ellos podrán entrar si se lo proponen, pero su problema va a ser salir de esta tierra", advirtió el número 2 del régimen, el ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello.

Entre amenazas y burlas al "viejito Inmundo" y a "la diabla", como en el oficialismo llaman a González Urrutia y a Machado, el chavismo, por lo alto, ha convocado para el próximo viernes a blindar con una multitudinaria manifestación la nueva investidura del dirigente sindical que accedió a Miraflores tras la muerte de Hugo Chávez.

Por lo bajo, y aunque todos, en general, estiman poco probable una insurrección militar, una invasión extranjera o una vuelta al país de González Urrutia, el régimen se mantiene en estado de alerta máxima e intenta dar una imagen de fortaleza. Por lo pronto, ha aumentado significativamente el patrullaje policial y militar en todas las ciudades del país, ha repartido armas entre la población civil que lo respalda y ha llevado a cabo una prolija estrategia de detención de referentes de la oposición y de sus familiares -como Rafael Tudares, yerno de González Urrutia-, además de ciudadanos extranjeros a los que acusa de supuestas actividades terroristas, entre ellos el gendarme argentino Nahuel Gallo

X de María Corina Machado

Sin embargo, no son pocos los que indican que reina el nerviosismo entre el mandatario y sus más estrechos colaboradores en un Palacio de Miraflores protegido como no se ha visto antes, especialmente por la presión cada vez más sonora de organismos internacionales como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que sostuvo que la reelección de Maduro "carece de legitimidad democrática".

"El régimen está más débil que nunca", subraya Machado en ese sentido. "Conozco tanto a Maduro como a Cabello. No son fuertes ante la adversidad. Estoy seguro de que no deben estar durmiendo por el miedo. Si fueran inteligentes, ellos saben que tienen que irse del país y no seguir usurpando el poder", apunta el diputado Richard Blanco, exiliado desde 2019 en Argentina, donde viven unos 240.000 venezolanos, según estimó a El Canciller el Comando Con Venezuela.

También Machado ha instado a los ciudadanos a salir a las calles, pero en este caso el 9 de enero. "Aquí van las señales. #1: todos es todos, hasta las abuelas. En familia, en paz, que nadie se pierda ese día. #2: elige tu color de franela (remera), rojo, azul o amarillo, porque Venezuela nos necesita a todos. #3: sé parte del río valiente (…) Esto es hasta el final", arenga en un video publicado en X la ingeniera industrial de 57 años.

Ambos dirigentes opositores, además, han pedido a las Fuerzas Armadas, claves en la resolución de esta historia, que respeten la democracia y no disparen una sola bala contra el pueblo, recordándoles que, de acuerdo con las actas en su poder, la PUD también se adjudicó la victoria en el ámbito castrense en los comicios del 28 de julio.

La cuenta regresiva avanza a toda velocidad. Casi 9 millones de expatriados venezolanos esperan con ansias en sus lugares de residencia, mientras que otros 29 millones, con un tejido social diezmado, inmersos en graves problemas económicos y separados por una profunda grieta, se preparan para vivir una jornada que ha quedado envuelta en un halo de misterio. A todos, una rara sensación les recorre el cuerpo. ¿Qué pasará el 10 de enero? Nadie tiene la respuesta.