Juego de traiciones
A lo largo de los 20 y tantos años de chavismo son muchos los que han ido abandonando el barco, desde los que hicieron el juramento bajo la sombra de un samán en la fundación del mítico Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, hasta los que participaron con Chávez en la insurrección militar del 4 de febrero de 1992, pasando por los políticos que lo acompañaron en la época de su presidio y luego los que lo apoyaron en el proceso electoral de 1998 en el que terminó ganando la presidencia como abanderado del Movimiento V República. Han sido muchas las bajas, unas más ruidosas que otras.
Al poco tiempo de desempeñarse como presidente y cuando empezó a notarse la verdadera impronta de Chávez, algunos de sus colaboradores adujeron un exceso de personalismo y empezaron a abandonar el proyecto sin muchos aspavientos, la avasallante personalidad de Hugo Rafael parecía no sufrir mella ante tales deserciones.
Luego vino el 11 de abril de 2002, en esa oportunidad los saltos de talanquera tomaron otra dimensión porque devinieron en un golpe militar con la venia de los Estados Unidos y porque se trató de algunos miembros de la cúpula militar que desconocieron a Chávez como presidente. Una vez vencido el golpe y ya reinstalado en Miraflores, parecía que ese episodio le había servido al caudillo para limpiar su entorno haciendo una especie de purga de desleales.
Lo que cambió el panorama y realmente le dio un matiz distinto a los saltos de talanquera, frase que para los venezolanos significa "cambiar de bando o partido por conveniencia personal', fue la muerte de Chávez el 5 de marzo de 2013. Ese fue el punto de inflexión y a partir de ahí cada salto de talanquera produce una expectativa tremenda, a veces mucho más en la oposición que en el mismo chavismo.
A veces pareciera que los “traidores” tienen la misión de revelar los grandes misterios que guarda con hermetismo la dirigencia chavista, a saber: ¿Murió Chávez en el lugar y en la fecha que todos conocemos o en cambio murió en La Habana y la fecha fue manipulada por órdenes de Fidel y Raúl Castro como dicen las versiones más disparatadas? ¿El entonces Presidente fue envenenado o le fue inoculada una enfermedad incurable o murió de cáncer como siempre se dijo? ¿Bajo qué circunstancias se tomó la decisión de que Nicolás Maduro fuera el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela en caso de falta temporal o permanente de Hugo Chávez? ¿Por qué el elegido fue Maduro y no Diosdado Cabello?
Desde el 23 de enero del año en curso, los saltos de talanquera tienen otras implicaciones. Se sabe que la autoproclamación de Juan Guaidó originó un conflicto sin precedentes en el país y en la región y que con y por el apoyo explícito de los Estados Unidos, la gravedad de la situación ha experimentado una escalada, sobre todo porque en estos casi cuatro meses es normal ver a altos funcionarios de la administración Trump exhortando a miembros del alto mando militar a que traicionen a Maduro y a que lo derroquen. El Consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, ha sido bastante claro al decir que “Estados Unidos considerará una exención de sanciones para cualquier oficial militar venezolano de alto rango que defienda la democracia y reconozca al Gobierno constitucional del presidente Juan Guaidó”.
Desde el inicio de esta crisis se han producido algunas defecciones, pero ninguna con la fuerza que la oposición venezolana y el gobierno de los Estados Unidos hubiesen deseado. Por ejemplo, el 23 de febrero, en el marco de los eventos organizados en Cúcuta por el Departamento de Estado norteamericano, el gobierno de Colombia y la oposición venezolana, para supuestamente recaudar fondos benéficos y para exigirle al gobierno que permitiera la entrada de ayuda humanitaria (y que terminó en una batalla campal y casi en un conflicto armado), 35 militares venezolanos de bajo rango desertaron y cruzaron la frontera. Esos mismos militares hoy denuncian que fueron dejados a la deriva, que no han recibido una respuesta concreta sobre su situación por parte del gobierno de Iván Duque y hasta han sido expulsados de los hoteles en los que se alojaban por falta de pago.
Luego vino el estrafalario e improvisado intento de alzamiento militar encabezado por Guaidó y un recién fugado del arresto domiciliario Leopoldo López. A esa aventura se sumaron algunos militares de rango medio, no obstante hubo uno que no apareció en las imágenes de primera hora, pero que luego reconoció su participación en una carta de contenido muy confuso en la que explicaba el porqué decidió abandonar su cargo, se trata de Manuel Cristopher Figuera, hasta ese entonces director del Servicio de Inteligencia Bolivariano (SEBIN). Lo cierto es que exactamente una semana después Estados Unidos levantó la sanción contra el general Manuel Figuera, tal y como anunció el vicepresidente Mike Pence, cuando dijo “hoy anuncio que Estados Unidos está retirando todas sus sanciones al general Manuel Figuera, con efecto inmediato”.
Además, se mostró confiado en que el anuncio alentaría a otros militares venezolanos “a seguir el ejemplo del general” Cristopher, y amenazó con extender las sanciones de Estados Unidos a los jueces que integran el Tribunal Supremo de Justicia venezolano si esa institución no “asume su mandato constitucional”. Figuera hoy se encuentra prófugo y cada tanto envía mensajes grabados en los que se pronuncia en contra del gobierno de Venezuela. De paso, sin la complicidad de los funcionarios del SEBIN, López probablemente seguiría en su casa y no refugiado en una embajada, siendo ese otro de los tantos episodios que faltan por aclarar.
El tema con Figuera es que a pesar de tratarse de un General, no era muy conocido, por lo que su salto de talanquera no ganó mayor repercusión como por ejemplo la que tuvo el salto que dio Hugo Armando Carvajal Barrios, mejor conocido como “El Pollo” Carvajal. Y es que Carvajal es conocido gracias a Chávez y a Maduro, que lo tuvieron como Director de la Inteligencia Militar y luego por esas cosas tan particulares que tiene el chavismo, como candidato a la Asamblea Nacional en el 2015, año en el que es elegido. “El Pollo” antes fue nombrado Cónsul General de Venezuela en Aruba, Estado Autónomo del Reino de Holanda y fue arrestado en dicha isla al ser acusado de narcotráfico por la justicia de Estados Unidos.
Después de intensas gestiones diplomáticas, el susodicho fue deportado a Venezuela y fue recibido como un héroe y con honores por el propio Nicolás Maduro. Lo cierto es que este 21 de febrero, dos días antes de la deserción de los militares por la frontera con Colombia, Carvajal se pronunció públicamente y reconoció a Juan Guaidó como Presidente. Su paradero pasó a ser desconocido y sus comentarios en las redes sociales en contra de la dirigencia chavista pasaron a ser frecuentes.
Todos se preguntaban qué pasaría con Carvajal, si sería apresado por conspirador o si encabezaría un alzamiento militar, hasta que fue detenido y capturado el 12 de abril en la ciudad de Madrid atendiendo un pedido de extradición de Estados Unidos y siendo imputado por “haberse aprovechado de su cargo como director de inteligencia militar para realizar actividades relacionadas con narcotráfico y crimen organizado”.
Para algunos analistas esta acción envía un mensaje confuso a los militares venezolanos que por un lado son seducidos con beneficios a cambio de que traicionen a Nicolás Maduro y que por otro ven como uno de los suyos es apresado por cuestiones relacionadas con un tema de mucha gravedad como lo es el narcotráfico. No obstante, la expectativa continúa y nadie sabe con certeza si Carvajal tratará de hundir a Maduro y a su entorno con acusaciones de serias o si en cambio será tratado como un reo más que deberá enfrentar a la severa justicia estadounidense.
El caso de Carvajal conmocionó a buena parte de la opinión pública y abre muchas interrogantes, sobre todo entre los que esperan que algún personaje de peso real salte la talanquera y se ponga a cantar como un pajarito, marcando así el fin del carácter monolítico y cohesionado de una alta dirigencia chavista que no se explaya a la hora de calificar a los “traidores”, sino que se limita a lanzar epítetos y a deslizar dudas sobre la trayectoria o la honorabilidad del implicado.
Fue Chávez el que más repitió aquella frase del Manifiesto de Cartagena escrito por Bolívar en 1812: “A cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar”. Pero hoy no pareciera haber espacio para el perdón. La dinámica actual indica que el que se va no regresa y en la mayoría de los casos no es extrañado y hasta tiende a perderse en el olvido, así ha sido hasta ahora y para que eso cambie dependerá exclusivamente de la importancia del personaje.
Casos emblemáticos de salto de talanquera
Raúl Isaías Baduel
Miembro fundador del MBR-200, ministro de la Defensa que restituyó en el poder a Chávez luego del golpe de estado del 11 de abril de 2002. Es encarcelado en el año 2009 por presuntos hechos de corrupción y hasta el sol de hoy se lo acusa de conspirar desde la cárcel.
Rafael Isea
Luego de ser uno de los hijos políticos de Chávez y de acompañarlo en su época de presidio, ocupó cargos como gobernador del Estado Aragua y ministro de Finanzas. En el 2013 se convierte en testigo protegido de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA), tras supuestamente tener información clasificada sobre el tráfico de droga y lavado de dinero hacia Estados Unidos, por parte de funcionarios de Venezuela.
Luego de esto volvió a la palestra por confesar que fue contactado por funcionarios del gobierno de Mariano Rajoy para que acusara al Partido Podemos de recibir dinero del gobierno de Venezuela, cosa que Isea negó fuese cierta.
Rafael Ramírez
Súper ministro de Chávez en asuntos energéticos, presidente de Petróleos de Venezuela y representante del país en la ONU con Maduro. Por más de una década estuvo a la cabeza de la política petrolera venezolana y al día de hoy es un acérrimo opositor a Maduro. El gobierno lo acusa de haber fundido la industria petrolera y él dice ser uno de los representantes del chavismo originario.
Ismael García
Ha pasado por varios partidos y parece cumplir con la máxima de que a los traidores no los quiere nadie. A pesar de haber sido uno de los que se cambió de bando estando Chávez con vida, ha sufrido el repudio de los chavistas por haberse ido y de los opositores por haber llegado.
Llegó a ser diputado por el chavismo y jefe de una de tantas campañas electorales. Lo último que se supo de él es que coordinó la llegada de la supuesta ayuda humanitaria que quisieron meter a la fuerza por Cúcuta.
William Ojeda
A pesar de ser una figura menor, es el símbolo o la representación de la traición en política. Es muy difícil seguirle el rastro y saber a ciencia cierta cuántas veces se ha cambiado de bando. Es periodista, ha sido diputado y candidato a alcalde por uno de los municipios de la Gran Caracas. Su caso ya es tomado a broma y cada tanto hace alguna declaración a los medios.
Hebert García Plaza
Mayor General del Ejército Bolivariano que se desempeñó en el gobierno de Maduro como ministro de Alimentación y como ministro para el Transporte Acuático y Aéreo. Es acusado de ser el cabecilla de una mega estafa en la que la Nación adquirió barcos de pasajeros con sobreprecio.
Como dato de color, es conocido por cargar una foto de Chávez en el bolsillo, la misma que sacaba y besaba a la hora de jurar por la memoria del jefe máximo de la Revolución Bolivariana. Actualmente vive en Panamá, es un prófugo de la justicia y se lo ve muy activo en las redes sociales haciendo acusaciones en contra de las autoridades venezolanas.
Ricardo Sánchez
Otra figura menor, pero debe ser el único caso de salto de talanquera de la oposición al chavismo o aunque sea el más conocido. De ser un enconado opositor que encabezaba las protestas estudiantiles en contra del gobierno de Chávez en el 2007, pasó a expresar su simpatía por el gobierno de Maduro.
Ha sido diputado por ambos bandos y muy atrás quedaron sus ganas de liderar una especie de revolución de colores que acabara con la Revolución Bolivariana.
Francisco Arias Cárdenas
Probablemente haya sido el caso más sonado, pero la época no ayudó a que tuviera mayor repercusión. Eran tiempos del hiperliderazgo de Chávez y de leer la prensa para estar enterado. Fundador del MBR-200, fue uno de los responsables del golpe del 4 de febrero de 1992.
Gobernador del estado Zulia, se apartó de Chávez y lo adversó fuertemente, hasta que volvió como el hijo pródigo y se desempeñó en varios cargos. Luego, fue designado recientemente por Nicolás Maduro como Embajador de Venezuela en México.
Luisa Ortega Díaz
Fue fiscal general del Ministerio Público por casi 10 años, hasta que fue destituida en 2017 por el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional Constituyente. Las protestas o guarimbas que se escenificaron en Caracas y otras ciudades, fue el punto de quiebre en la relación.
Hoy se encuentra en el exilio y realiza constantes denuncias contra el gobierno de Maduro. Hace campaña y viaja por el mundo, incluso reuniéndose con personalidades de la escena política, pero no goza de la simpatía de la masa opositora ni de sus dirigentes con los que estuvo enfrentada en el pasado.