El "juego de la guerra" parece no tener fin en Medio Oriente. Mientras Irán reafirmó este sábado su "derecho" y su "deber de responder" el ataque contra objetivos militares lanzado en las primeras horas del día por Israel, los gobiernos de Francia, Reino Unido, Rusia y Turquía se manifestaron preocupados por la situación y reclamaron que se evitara una escalada de violencia en la región.

Si bien reconoció que dos soldados murieron durante los bombardeos israelíes, la república islámica aseguró que la ofensiva sobre bases militares de Teherán y otras ciudades del país provocó "daños limitados".

"El Ejército sacrificó a dos de sus soldados mientras se enfrentaba a los proyectiles lanzados por el criminal régimen sionista con el fin de defender la seguridad de Irán y evitar daños a la nación y a sus intereses", precisó un comunicado leído en la televisión estatal.

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Unas horas después, el ministerio de Relaciones Exteriores condenó los bombardeos israelíes contra su territorio y afirmó que Irán tiene "el derecho y el deber de defenderse".

"Irán considera que tiene el derecho y el deber de defenderse contra actos extranjeros de agresión, sobre la base del derecho inherente de legítima defensa consagrado en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas", subrayó en un comunicado. 

Algunas de las principales potencias no tardaron en reaccionar tras la ofensiva que el Estado judío pergeñó en respuesta a los 180 misiles lanzados contra su territorio por Irán el pasado 1° de octubre, en represalia por los bombardeos sobre el Líbano que mataron, entre otros, a Hassan Nasrallah, líder histórico del grupo terrorista Hezbollah, y a su primo y sucesor, Hashem Safieddine.

Después de que Estados Unidos señalara, minutos después de conocerse la ofensiva, que los ataques habían sido "un ejercicio de autodefensa", Rusia expresó este sábado su "profunda preocupación" por una "escalada explosiva" de las hostilidades entre Israel e Irán. "Instamos a todas las partes implicadas a que actúen con moderación", declaró la portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zajárova.

En el mismo sentido se pronunciaron los gobiernos de Francia y del Reino Unido. La administración de Emmanuel Macron urgió a "abstenerse de cualquier escalada" tras esta nueva oleada de ataques.

Francia "exhorta a las partes a abstenerse de cualquier escalada o acción susceptible de agravar el contexto de extrema tensión que prevalece en la región", señaló la Cancillería francesa en un comunicado.

Desde Samoa, el primer ministro británico, Keir Starmer, respaldó el derecho de Israel a defenderse, pidió "moderación a todas las partes" y consideró que "Irán no debería responder a esta ofensiva".

Turquía condenó los bombardeos y fustigó al Gobierno de Benjamin Netanyahu, al señalar que "ha llevado a la región al borde de una guerra mayor".

"Subrayamos de nuevo que Turquía no quiere más guerra, violencia, ni injusticias" en Medio Oriente,  sostuvo una nota oficial, antes de instar a la comunidad internacional que "ponga un freno" al premier israelí. "Para edificar de nuevo la paz en nuestra región es imprescindible que todos los países vecinos y actores de afuera tengan una actitud racional y prudente", concluyó.