Los partidos políticos de Francia se enfrentan desde este lunes a la tarea titánica de formar gobierno, después de que la segunda vuelta de las elecciones arrojó un Parlamento dividido, en el que la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) se quedó inesperadamente con el triunfo, por delante del oficialismo de Emmanuel Macron y la extrema derecha que integra Marine Le Pen.

Los resultados implicaron un revés para el nacionalista y euroescéptico Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen, que había sido el más votado en la primera vuelta y así se proyectaba para el balotaje, pero apenas obtuvo el tercer lugar.

La decisión popular también fue un golpe para el presidente centrista Macron, quien convocó a los comicios después de que su sector fue derrotado en el Parlamento Europeo el mes previo.

El primer ministro Gabriel Attal le presentó su dimisión al mandatario, aunque no estaba claro si sería aceptada. El funcionario había anunciado el domingo que renunciaría, siguiendo la tradición política francesa, aunque argumentó que estaba dispuesto a permanecer en el cargo más tiempo como interino si así se lo pedían.

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Con esta elección consumada, el Parlamento estará ahora dividido en tres grandes grupos: la izquierda, los centristas y la extrema derecha, con plataformas muy diferentes y sin ninguna tradición de trabajar juntos, por lo que el futuro de la política francesa es incierto.

El grupo de los ganadores -que quiere limitar los precios de bienes esenciales como el combustible y los alimentos, aumentar el salario mínimo a 1.600 euros netos al mes, subir los sueldos de los trabajadores del sector público e imponer un impuesto sobre el patrimonio- dijo inmediatamente que quiere gobernar por haber sido el más votado y así lo expresó uno de sus líderes, Jean-Luc Melenchon: "El presidente debe invitar al Nuevo Frente Popular a gobernar".

Sin embargo, la forzada alianza del NFP, formada apresuradamente antes de la votación, está lejos de la mayoría absoluta para poder hacerlo. Además, otra clave es ver si la izquierda dura, los Verdes y los Socialistas se mantienen unidos y acuerdan qué rumbo tomar.

Si bien la Constitución no obliga a Macron a pedirles que formen gobierno, sería el paso habitual al ser el grupo más numeroso en el Parlamento. Aunque la negociación arrancó con trabas, ya que Melenchon, líder del partido de izquierda dura Francia Insumisa (LFI), descartó una amplia coalición de partidos de distinto signo y dijo que el presidente tiene el deber de pedir a la alianza de izquierda que gobierne.

Por su parte, el grupo centrista de Macron, "Juntos" quedó en el segundo lugar tras las elecciones, justo por delante del frente derechista que integra Le Pen, lo que dista mucho de lo que los sondeos marcaban como una cómoda victoria del RN. La izquierda y las alianzas centristas cooperaron construyendo un voto unificado en cada caso, contra la extrema derecha.

Con todo, Le Pen, que será la candidata del partido a las elecciones presidenciales de 2027, dijo que los comicios del domingo, en los que RN obtuvo importantes avances en comparación con elecciones anteriores, habían sembrado las semillas para el futuro: "Nuestra victoria sólo se ha retrasado".

De acuerdo a la votación, la alianza de izquierda coronó 185 escaños legislativos, que le valieron la victoria y por ende la mayoría parlamentaria por sobre las otras dos grandes contrincantes.