A ocho días de las elecciones presidenciales, decenas de miles de mujeres brasileñas invadieron las calles a lo largo y ancho del país bajo el lema #EleNäo, para expresar su rechazo al candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, quien lidera las encuestas y se perfila como ganador en la primera vuelta.

Al mismo tiempo, el aspirante a la silla del Palacio del Planalto fue dado de alta este mediodía en un hospital de San Pablo, a 23 días de la puñalada que recibió en un acto de campaña, en el estado de Minas Gerais.

La ofensiva femenina se gestó a inicios de septiembre desde un grupo de Facebook, "Mujeres unidas contra Bolsonaro", que cuenta con 120.000 adeptas y muchas otras que no pertenecen a la red social.

Las multitudinarias manifestaciones suscitadas en las distintas ciudades -el epicentro se originó en San Pablo-, significaron otra exclamación conjunta de las mujeres, que ven inconcebible que el dirigente del Partido Social Liberal llegue al poder.

El actual diputado por Río de Janeiro se ha presentado en reiteradas oportunidades como un partidario del machismo, la homofobia y el racismo y un reivindicador de la dictadura militar (1964-1985).

En 2014, Bolsonaro le dijo a una diputada opositora que "no merecía ser violada" por ser "muy mala y fea". A su vez, recientemente defendió la brecha salarial entre hombres y mujeres.

El ambiente se configura caldeado e inusual para el gigante sudamericano, avasallado por hechos de corrupción y en proceso de reconstrucción luego de una aguda recesión económica originada tras el caso de Lava Jato.

Bolsonaro, de 63 años, encabeza las intenciones de voto con un 28%. Sin embargo, su índice de rechazo asciende al 46%, por lo que alzarse con el triunfo en un eventual ballotage se advierte como una quimera. Sin embargo, los casos recientes de Mauricio Macri y Donald Trump representan ejemplos de sorpresas electorales a los que el brasileño puede aferrarse.

Con el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva recluido en prisión -se le adjudican hechos de corrupción durante su mandato- y vedado para competir en los comicios, la figura política más popular de Brasil solicitó que deriven el respaldo a quien hubiese sido su compañero de fórmula, el socialista Fernando Haddad, que se perfila como escolta en los sondeos.