La recesión económica argentina no sólo durará más tiempo del esperado, sino que será más profunda de lo pronosticado. La nueva política monetaria del Banco Central, que mantiene el dólar a raya a costa de tasas de interés voladoras en perjuicio del crédito productivo, no convence a ortodoxos ni a heterodoxos. El consumo acumula cuatro meses de caída y perdería hasta 6% a fin de año y hasta el Fondo Monetario Internacional aporta más pesimismo en sus proyecciones. El resultado de Brasil manifiesta el retroceso de la centro izquierda, pero podría generar nuevas complicaciones económicas para el país de Macri.

Si ya se percibe malestar social, ¿cómo logrará el Gobierno llegar a mitad del año que viene, fecha en que Guido Sandleris volvería a emitir pesos, con algo de aire electoral? Los paliativos que se lanzan para Desarrollo Social y el nuevo enfoque en la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico parece ser la respuesta que piensa el ecuatoriano Jaime Durán Barba.

No sólo las críticas a la emisión y el déficit cero provienen del progresismo económico, también hay ortodoxos que sostienen que la política del Banco Central difícilmente pueda llegar a buen puerto. El economista Diego Giacomini, quien escribió algunos libros con Javier Milei, suscribe a esta hipótesis y sostiene que ya no hay credibilidad en ningún plan para bajar la inflación que pueda salir del BCRA.

Aunque las elecciones en Brasil signifiquen un buen augurio político para el Gobierno, ya que representa el retroceso de la centroizquierda en la región, en lo económico puede traer complicaciones. En primer lugar, el conservadurismo que encarna Jair Bolsonaro, que todo indica que se convertirá en Presidente electo a finales de este mes, podría llevarlo a la adopción de políticas que cierren la economía -como el experimento de Donald Trump pero en en América Latina-. Al ser el principal socio comercial de la Argentina, la recesión podría acentuarse.

Además, hay una hipótesis que circula entre los ortodoxos. Si Bolsonaro logra concretar las políticas que promovió en su campaña y encara en Brasil la reforma laboral y tributaria que Macri no logró llevar adelante en Argentina, el país que hoy gobierna Michel Temer se convertirá en el imán de las empresas internacionales en la región. Con una inflación mucho más moderada y sin las grandes turbulencias cambiarias que golpean a la Argentina, una reforma liberal podría mudar a las multinacionales al Brasil de Bolsonaro.