Las tasas de interés voladoras están dando resultado para ponerle freno al dólar. Como contrapartida, congelan la actividad económica y profundizan una recesión que se extenderá hasta, por lo menos, el segundo trimestre del año próximo. Los plazos fijos vuelven a ser tentadores para los ahorristas, pero aún más para los bancos, que aseguran ganancias siderales con las Letras de Liquidez (Leliq) del Banco Central. Las PyMES recortan por todos lados para sobrevivir a la hecatombe.

Hay quienes dicen que se está cumpliendo el viejo sueño de Federico Sturzenegger: que los bancos repliquen las altas tasas de interés del Banco Central y los ahorristas se sumen a la lista de los que no pierden contra el dólar. En algunas entidades bancarias, los plazos fijo pagan más de 50% anual. Para los bancos, la ecuación es sencilla: captar todo el dinero posible de los ahorristas, colocarlo en Leliq a 7 días -que pagan hasta 74% anual- y sentarse a esperar las ganancias sin riesgo alguno.

¿Qué entidad estaría dispuesta a prestar plata si una Leliq -amparada por la seguridad del Banco Central- paga más?

La cuenta que hacen los bancos frena todo tipo de crédito productivo. ¿Qué entidad estaría dispuesta a prestar plata si una Leliq -amparada por la seguridad del Banco Central- paga más? Al mismo tiempo, ¿quién pide un préstamo para emprender cuando el consumo interno está quieto y la recesión no cede?

Aunque sean diferentes a las Lebacs y se negocien en una mesa chica con banqueros, las Leliq también podrían significar un problema a futuro para el BCRA. En tres días, la entidad monetaria absorbió 234 mil millones de pesos y los anotó como encajes remunerados en los balances de los bancos. Resabios de las supertasas: todos los días se pagan mil millones de pesos en intereses. Como hay cada vez menos dinero en la economía, los pasivos en pesos se vuelven difíciles de pagar.

Obligado a renovar los vencimientos todos los días, el pago de intereses crece jornada a jornada y bajar la tasa amenaza con una nueva inyección de pesos en la plaza que Sandleris quiere seca.

Obligado a renovar los vencimientos todos los días, el pago de intereses crece jornada a jornada y bajar la tasa amenaza con una nueva inyección de pesos en la plaza que Guido Sandleris quiere seca. Aunque por ahora de sus frutos, no está claro como el presidente del Central podrá bajar paulatinamente la tasa sin generar nuevas presiones sobre el dólar. En ese sentido, su diálogo con los banqueros privados será fundamental.

El presidente del Banco Central sigue anotando bajas del dólar en la pizarra. El tipo de cambio se vendía a $38,60 en el Banco Nación al cierre de la última jornada. Con la escalada de la inflación de septiembre, que rondaría el 6%, y una proyección para octubre que no estaría debajo del 4%, la cifra anual oscilaría el 45%. El aumento de precios recién comenzaría a ceder a partir del año próximo. La apuesta es reducir la inflación a la mitad: de 45 a 23%.