Ratifica Dujovne el nuevo blindaje financiero del FMI y suplica paciencia
En un contexto económico desafiante y sin margen de error político, el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, negoció en Washington durante más de tres horas con la titular del FMI, Christine Lagarde, los nuevos términos para el desembolso adelantado del préstamo stand by.
Tras varios pasos en falso que los mercados se cobraron catapultando al dólar a casi $42 y despertando los fantasmas del default, Dujovne evitó dar cualquier tipo de precisión sobre el monto a erogar o los plazos impuestos en plan de esquivar la especulación de los mercados.
El pedido del Gobierno Nacional de acelerar los créditos pactados para 2020 y 2021, buscando otorgar certidumbre económica y obtener financiamiento de cara al próximo año, incluyó un condicionamiento esencial en el que no escatimará el organismo multilateral: alcanzar el equilibrio del déficit primario en el año electoral.
Al finalizar la reunión con la armada de Lagarde, el fortalecido ministro se refirió a las metas que impone la letra chica del acuerdo: "Estamos reduciendo fuertemente nuestro déficit en la balanza de pagos, realizando progresos muy importantes en materia fiscal", al tiempo que advirtió la necesidad de "tener paciencia, porque va a tardar en reflejarse en los indicadores financieros".
En días en los que la turbulencia se agudiza, y luego de que el propio Macri sentenciara que "fueron los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro", el Ejecutivo celebró el gesto del mandatario de la Casa Blanca, Donald Trump, quien elogió el desempeño de su par ante lo que considera "una situación económica y financiera muy difícil". Dujovne devolvió el guiño al remarcar la "excelente relación bilateral" del país con Estados Unidos.
La nueva estrategia de camuflaje adoptada por el Gobierno está estrechamente vinculada con la pérdida de confianza del mundo financiero, evidenciada tras los últimos discursos del Presidente. Luego de los anuncios contenedores de comienzo de semana, la divisa norteamericana no disipó su curso alcista, lo que obligó a continuar la política intervencionista de Luis Caputo, quien, a la vista del tormentoso escenario, decidió bajarse de la visita a Washington inmediatamente.