Los números en rojo continúan golpeando al Gobierno nacional en la antesala de la campaña electoral. En medio de anuncios oficiales, el dólar sigue sin responder a las políticas económicas y la incertidumbre crece en los mercados.

Tras el golpe de 2018 con dos corridas cambiarias, el dólar no logró congelarse. La estrategia del Ejecutivo para mantenerlo estable se diluyó cuando la moneda estadounidense sufrió un aumento del 4% y llegó a su récord histórico superando los $43 en los primeros días de marzo. 

Luego el Indec publicó las cifras del IPC de febrero, que cerró en 3,8% y alcanzó un aumento del 6,8% en los primeros dos meses del año. El índice interanual quedó entonces en un 51,3%, la tasa más alta desde 1991. 

Este martes, en el que el Banco Central (BCRA) convalidó una suba al 63,87% anual de la tasa de referencia, la moneda estadounidense cerró a $40,50 y $41,59 para la venta mayorista y al público, respectivamente, lo que se significa un aumento de entre 50 y 58 centavos.

Las propuestas de la Casa Rosada a fines de 2018, cuando el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris confirmaron el plan económico para el déficit fiscal y la emisión monetaria cero como parte de lo acordado con el Fondo Monetario Internacional, ya no da resultados favorables.

La idea de la reducción del dinero en plaza y el aumento de tasas de interés para mantener estable la moneda no muestran efectividad. Con un mercado pesimista que asegura que la inflación podría cerrar hasta en 40% en 2019, se proyecta un dólar inestable.

Aunque el Gobierno había anunciado la semana pasada la venta de dólares prestados por el FMI de parte del BCRA en nombre del Tesoro, por unos US$ 60 millones por jornada desde abril y la modificación trimestral del ajuste de la banda, los mercados en marzo no parecen mostrar confianza. Esto se traduce en el impulso de demanda a través de la compra, que con bajo nivel de oferta, hace aumentar directamente el precio de la divisa.