El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer este miércoles que la inflación de agosto fue del  12,4%, por lo que resultó la más alta desde marzo de 1991, cuando se había registrado un 11%. Asimismo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumula un 124,4% interanual y un 80,2% en los primeros ocho meses del año.

El rubro que registró el mayor aumento fue “alimentos y bebidas”, con una suba del 15,6%. Le siguieron “salud” (15,3%), “equipamiento y mantención del hogar” (14,1%), “restaurantes y hoteles” (12,4%), “recreación y cultura” (11,6%), “transporte” (10,5%), “bienes y servicios” (9,4%), “prendas de vestir y calzado” (9,1%), “agua, gas y electricidad” (9,1%), “educación” (8,7%), “bebidas alcohólicas y tabaco” (8,5%) y “comunicación” (4,5%).

El ministro de Economía, Sergio Massa, responsabilizó al Fondo Monetario Internacional (FMI). “Agosto ha sido uno de los peores períodos en el proceso económico de los últimos 30 años, producto de una imposición del FMI, que golpea enormemente nuestra economía, que es la imposición de la devaluación, más el impuesto PAIS como mecanismo de garantía que pretende el Fondo para su cobro, su percepción”, dijo el titular del Palacio de Hacienda y candidato presidencial de Unión por la Patria.

En contrapartida, Patricia Bullrich, candidata presidencial de Juntos por el Cambio, consideró “una vergüenza” el índice de agosto. “No es solo inflación, es el número que resume la tragedia que nos dejan”, escribió la exministra de Seguridad en sus redes sociales.

En tanto, el postulante de La Libertad Avanza, Javier Milei, advirtió que Argentina está frente a "un descalabro fenomenal" y calificó como "una tontería total" creer que la culpa la tiene el FMI. “Tenemos números propios de una hiperinflación”, subrayó en declaraciones al canal LN+.

Tras el 6,3% registrado en julio, las mediciones privadas aseguraban que la cifra oficial sería de dos dígitos por primera vez en mucho tiempo, especialmente luego de la devaluación del 22% que determinó el Banco Central tras las elecciones primarias y su consecuente traslado a precios.

“Sobre una nominalidad que navegaba un piso del 6,5 o 7% de inflación mensual, se montó la devaluación del 22% dispuesta por el Banco Central. A pesar de esto, las brechas cambiarias no lograron comprimir, sino que incluso se profundizaron en lo inmediato, empujando también el alza de los tipos de cambio paralelos”, habían analizado desde la consultora LCG.

“Agosto contó con aumentos de precios regulados, como combustibles, colectivos, colegios y comunicaciones, entre otros. En base a esto y asumiendo casi un 50% de ‘passthrough’ (traslado a precios de una devaluación), en un contexto de alta indexación, estimamos que agosto marque una inflación en torno al 12% mensual”, agregaron en el informe.

Por su parte, el relevamiento Eco Go había insistido sobre la “fuerte aceleración tras la PASO”, mientras que en la Fundación Libertad y Progreso advirtieron que habría que “ir hasta septiembre de 1991 para encontrar un registro de esa magnitud”.

Asimismo, la publicación de la Fundación FIEL anticipó que el índice de agosto generará “un efecto arrastre” superior a los 4 puntos para septiembre.