Por unanimidad, con 60 votos afirmativos, el proyecto de alivio fiscal para monotributistas y autónomos fue aprobado en el Senado de la Nación. Así, se convirtió en ley y comenzará a regir a partir de este 1 de julio, fecha a la que se adelantará la recategorización que estaba prevista para enero del año próximo. Con la intención de que la presión fiscal no se coma los intentos de recuperación del salario de los últimos meses, el proyecto que salió de Diputados con la autoría de Sergio Massa, Leandro Santoro y Mónica Litza, propone una serie de beneficios para este universo de más de 4,5 millones de argentinos. ¿Cuáles son?.

Recategorización. El eje central de la iniciativa tiene que ver con la actualización de los topes de facturación de cada categoría del monotributo. Sin embargo, las cuotas de cada una se mantendrán igual. El incremento en los techos será del 60% en el caso de las cuatro primeras. De esta manera, los contribuyentes no tendrán que saltar de categoría producto de la suba de sus salarios en función de la inflación.

Cómo quedan. Así, el máximo de facturación bruta de la categoría A será de hasta $748.382 anuales; de la B, $1.112.459; de la C, $1.557.443; de la D, $1.934.273; de la E, $2.277.684,56; de la F, $2.847.105,70; de la G, $3.416.526,83; de la H, $4.229.985,60; de la I, $4.734.330,03; de la J, $5.425.770,00; y, por último, de la K: $6.019.594,89.

Sin componente impositivo. Además, el documento establece que las categorías A y B dejarán de pagar el componente impositivo, por lo que la cuota mensual será de $288 y $555 por mes, respectivamente. Una medida que apunta a reducir la presión impositiva sobre los y las argentinas que menos ingresos poseen. Sin embargo, este beneficio aplicará solo para quienes no cuenten con ingresos de otro tipo como jubilaciones, relación de dependencia, rentas financieras o alquiler de inmuebles.

Autónomos. Para el caso de los autónomos, un universo de 140.000 personas, el proyecto ahora convertido en ley prevé pasar de 2 a 2,5 veces la deducción especial para autónomos y en triplicar la de nuevos profesionales. Así, esas cifras se acercan bastante a las que aplican a los empleados en relación de dependencia, pero sin perder de vista que la mayoría de los del primer grupo, fundamentalmente profesionales, pueden efectuar otras deducciones que la ley no le permite a los últimos.