El gobierno ya tendría todo listo. Desde el fin de semana pasado, cuando se realizó la cumbre económica en Olivos, el oficialismo viene trabajando en un paquete de medidas que contribuyan a reducir la presión sobre el dólar.

Fundamentalmente, el plan de contingencia plantearía una baja de 3 puntos para las retenciones a la soja y a la carne, además de la puesta en marcha del Fondo Compensador para pequeños productores, cuya implementación se demoró a lo largo del año con la excusa de la pandemia.

Con estas medidas, el gobierno apuesta a incentivar al campo a liquidar su cosecha. Se estima que quedan unos 7 mil millones de dólares del año pasado.

A su vez, surge de un contraste entre las exportaciones informadas por el Indec con el reporte de ingresos de divisas por ventas de bienes al exterior del  BCRA una diferencia de 4.130 millones de dólares por liquidar.

Por otra parte, el Ejecutivo excluiría a la minería y energía de los sectores que deben reestructurar el 60% de su deuda en dólares.

A pesar de este paquete de estímulos, no está garantizado que el gobierno logre su objetivo de calmar la inquietud de los mercados. Los exportadores miran la brecha cambiaria entre el oficial y el blue que alcanza el 90% y esperan que, más temprano que tarde, llegue una "corrección", o sea, la devaluación.

El gobierno ya no tiene mucho margen. Luego del anuncio de más restricciones a la compra de divisas, que incluyeron a más de 2 millones de empleados de empresas que cobraron el ATP, la presión sobre la divisa no cedió.

De hecho, durante septiembre, el BCRA registró la mayor pérdida de divisas en 11 meses con una caída de reservas de 1.600 millones utilizados para intervenir en el mercado cambiario.

Si bien el Ejecutivo cuenta con el swap chino, unos 18.600 millones, evitó activarlo ante la certeza que si eso falla, no queda nada. De todas maneras, es una opción a mano.

Así las cosas, el gobierno comienza un mes clave en la pulseada por contener el mercado cambiario y ¿postergar? una devaluación. Al mismo tiempo, el radical Pesce se juega su suerte al frente del Central con la usina de rumores activada desde la semana pasada sobre su salida.