VAR, abandono, escritorio y un campeón sin jugar: escándalo en la final de la Champions League de África
Un gol lícito pero anulado por presunto offside, el sistema VAR que nunca funcionó, reunión de autoridades en el medio de la cancha, el abandono de un equipo y el festejo de un campeón que no terminó de jugar el partido.
A pocas horas de jugarse el último partido de su hermana europea, la Champions League de África vivió una final tan inolvidable como bochornosa que tuvo todos los condimentos de un fútbol desprolijo y semi-amateur. Como en Sudamérica.
Luego del empate 1-1 en su estadio, el Wydad de Marruecos viajó a Túnez para intentar conquistar su tercer trofeo continental ante el Espérance de Tunis, que buscaba defender el título ganado en 2018 (también lo conquistó en 1994 y 2011).
Pero lo que hasta el minuto 60' parecía un partido normal, terminó convirtiéndose en un escándalo de proporciones inéditas. Por supuesto, tuvo varias situaciones que hicieron recordar a momentos ya vividos en el fútbol sudamericano gobernado por la Conmebol.
Es que el gol -lícito- convertido por El Karti, que empataba el encuentro (Mohamed Youcef Belaïli había puesto en ventaja al local), fue invalidado rápidamente por el árbitro Bakary Papa Gassama a instancias del juez de línea por un presunto offside. Y ahí se desató el escándalo.
Según la precisa, acertada y excepcional crónica de un argentino, primero el encuentro se vio interrumpido cuando Papa Gassama quiso corroborar la jugada en el VAR (video assistant referee) y se dio cuenta que no funcionaba. De hecho, nunca había funcionado, pero hasta entonces no lo habían necesitado.
Discusiones, reclamos y negociaciones se sucedieron desde entonces y se intensificaron cuando los miembros de la Confederación Africana de Fútbol (CAF, la Conmebol de ellos) y los dirigentes de ambos clubes se reunieron en el campo de juego a charlar. Similar a la noche del gas pimienta en La Bombonera.
Tras más de una hora de rosca político-deportiva, las autoridades decidieron dar por anulado el gol, por terminada la segunda final y, con el 2-1 global, por ganador y campeón al Espérance de Tunis, que festejó a medias el título por escritorio.
Los jugadores, miembros del cuerpo técnico y dirigentes del Wydad, en cambio, se resignaron ante la injusta derrota y abandonaron el estadio sin presenciar, por supuesto, la ceremonia de premiación.