Rosario Central venció a Platense y se coronó campeón de la Copa de la Liga
En el estadio Madre de Ciudades, en Santiago del Estero, el Canalla se impuso por 1 a 0, con un gol de Maximiliano Lovera, y obtuvo el sexto título de su historia en la Primera División.
Con un gol de Maximiliano Lovera, la figura de la cancha, Rosario Central venció este sábado a Platense por 1 a 0 en el estadio Madre de Ciudades, en Santiago del Estero, y se coronó campeón de la Copa de la Liga, el sexto título de su historia en la Primera División. El próximo viernes, el Canalla dirimirá con River el Trofeo de Campeones 2023.
El resultado dejó con las manos vacías al Calamar, que, dirigido por Martín Palermo, jugó su primera final en la máxima categoría del fútbol argentino.
El primer tiempo tuvo mucho vértigo, pero pocas emociones frente a los arcos defendidos por Jorge “Fatura” Broun y Ramiro Macagno, figuras claves para que ambos equipos accedieran a esta instancia del segundo torneo del año.
Recién pasada la media hora inicial se vieron ocasiones de gol, dos para Platense en los pies del uruguayo Lucas Ocampo y de Raúl Lozano, y una para Central gracias a un cabezazo de Agustín Sández.
A los 39 minutos llegó la apertura del marcador. “Maxi” Lovera encaró por el medio de la defensa rival, dejó pagando a Ignacio Vázquez con un caño y, en diagonal hacia la izquierda, definió al segundo palo de Macagno para concretar un verdadero golazo.
Antes del descanso, Nicolás Morgantini tuvo el empate mano a mano con Broun, pero remató muy alto.
El complemento empezó de forma dramática. A los pocos segundos, el uruguayo Facundo Mallo fue por una pelota junto a Mateo Pellegrino y hubo un fuerte choque de cabezas, que terminó con el defensor del conjunto de Vicente López desplomado en el piso, muy conmocionado. Fue reemplazado por Nicolás Servetto y debió ser hospitalizado.
Platense fue con todo en busca del empate, que mereció por momentos, pero los dirigidos por Miguel Russo, que también pudieron ampliar la ventaja de contragolpe, resistieron agazapados cerca de Broun, quien resultó una muralla para cada uno de los intentos de los jugadores comandados por Palermo.