Mauricio Macri tiene sed de revancha. Y no precisamente por algún ítem que no haya podido concretar en su agenda gubernamental. El 20 de julio de 1999, cuando presidía a Boca Juniors, intentó que se apruebe la posibilidad de introducir en el Estatuto de la AFA la figura de las Sociedades Anónimas Deportivas -SAD-. El resultado fue, según sus propias palabras, la peor derrota de su carrera: un sólo voto a favor, ante los 34 que sumó el rechazo a la iniciativa. 19 años después, con el Ejecutivo en su poder, el sueño de convertir al deporte más popular del país en una mercancía está más ferviente que nunca.

El primer paso está pautado para el 29 de noviembre. Ese día, la entidad madre del fútbol argentino llamará a una Asamblea extraordinaria en la que se buscará aprobar una reforma del reglamento, que les permita a los clubes optar entre ser sociedades sin fines de lucro o abrir sus puertas a los capitales extranjeros. La pretensión es llegar al modelo de competencia de las Ligas europeas, aunque un espejo cercano lo representa Chile, donde la mayoría de las instituciones son Sociedades Anónimas.

De aprobarse, será el primer eslabón de una larga cadena que incluiría el posterior tratamiento en el Congreso de la Nación, para transformar el deseo del Presidente en Ley. Sin embargo, la misión se configura como una utopía: para lograr la acreditación, el proyecto necesita obtener 33 votos sobre 43 posibles, es decir, el visto bueno de tres cuartas partes de la Asamblea, integrada por 23 representantes de la Superliga y 22 de categorías del Ascenso e Interior.

En caso de que consiga traspasar todas las barreras, los socios de cada club tendrán la última palabra. Allí se percibe una fuerte resistencia. Según se expresan en las redes sociales, los hinchas repudian la iniciativa. Es más: en algunas entidades se comenta la idea de realizar una asamblea de socios en la antesala a la votación, y que el fallo sirva como mandato al representante en AFA.

Dirigentes de San Lorenzo, Racing, Lanús y Vélez ya han expresado públicamente el rechazo de plano a su desembarco, así como Boca -Daniel Angelici es el interlocutor oficial entre AFA y Casa Rosada-, Talleres de Córdoba -virtualmente administrado por capitales mexicanos, mediante su presidente Andrés Fassi- y Defensa y Justicia lo ven con buenos ojos. Además, un grupo de dirigentes de las categorías de ascenso ya se ha congregado para frenar el avance. Los principales laderos políticos de Macri son Fernando de Andreis y Fernando Marín.

Días atrás, el Foro Social del Deporte, de la Defensoría del Pueblo, convocó a un cónclave bajo el rótulo "CLUBES EN MANOS DE SUS SOCIOS - Debate sobre el proyecto de Sociedades Anónimas Deportivas", del que participaron dirigentes, hinchas y periodistas que buscan ahuyentar lo que creen una vulneración de los derechos que poseen sobre sus clubes.

En la trastienda, el Gobierno presiona con derogar el decreto 1212, que reduce las cargas sociales a los clubes y representa un beneficio esencial para sus estructuras. En la actualidad, el fútbol paga el 7% de lo que percibe por transferencia de jugadores, derechos de TV y entradas. Desde la Casa Rosada buscan incrementarlo, de mínima, al 15%.

Por otra parte, otro foco de conflicto se vislumbra en la forma de votación. Quienes impulsan el proyecto argumentan que nadie debe sentir presiones a la hora de seleccionar su preferencia, mientras que los detractores mantienen firme su postura de votar tradicionalmente, a mano alzada. Un antecedente cercano del sufragio oculto manchó a la entidad: el famoso 38-38 entre Luis Segura y Marcelo Tinelli en la AFA.

En un comunicado publicado en el sitio oficial, River, que hoy encuentra controversias en su posición -Rodolfo D'Onofrio se manifestó contrario al proyecto pero Jorge Brito, vicepresidente primero, pidió expresamente que el voto sea secreto- envió un mensaje que no admite interrogantes a través de su Asamblea de Representantes de Socios.

"Un balance en cero es un buen balance para una entidad sin fines de lucro: significa que ha administrado bien sus ingresos-egresos y ha distribuido su superávit en beneficios y servicios a los socios. Un balance en cero es un mal balance para una entidad lucrativa, porque significa que no ha ganado dinero, que es el último fin de sus socios accionistas", precisa el texto del conjunto millonario.

El lobby no se detiene en los pasillos de la AFA, con los enviados del Presidente que buscan sumar apoyo de dirigientes para avanzar con las Sociedades Anónimas en el fútbol argentino.