La historia de Julián Gutiérrez, el tirador que aprendió apuntando a una caja de vinos y logró un diploma olímpico para Argentina
El joven catamarqueño sumó 122.8 puntos y quedó en octavo lugar en la competencia de rifle de aire comprimido 10 metros en París 2024. "Es mi récord personal en un Juego Olímpico", había señalado tras clasificar.
El tirador argentino Julián Gutiérrez logró este lunes un hito clave no sólo para la delegación nacional en los Juegos Olímpicos de París 2024, sino también para su deporte ya que, a sus 23 años, consiguió el segundo diploma olímpico en la historia de la disciplina. El joven catamarqueño sumó 122.8 puntos y quedó octavo en la final de la prueba de rifle de aire comprimido 10 metros masculino.
Al pasar a la instancia decisiva de la competencia, el deportista oriundo del norte argentino -quien había asegurado su participación en el certamen cuando ganó la medalla de oro en el XIV Campeonato de las Américas de Rifle y Pistola que se llevó a cabo este año en la sede del Tiro Federal Argentino de Buenos Aires- logró un registro nunca antes alcanzado por otro tirador local.
Luego de una rueda de 60 disparos en el Centro de Tiro de Chateauroux, ubicado a más de 200 kilómetros de la capital francesa, el joven compartió el primer lugar con el subcampeón olímpico de China, Lihao Shengon. Los dos terminaron la prueba clasificatoria con una puntuación de 631,7 puntos y pasaron a la final por el oro que tuvo lugar este lunes a las 7 hora de Argentina.
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En sus seis tandas de la instancia previa, Gutiérrez terminó con puntajes de 105.6; 107.4; 104.4; 105.9; 104.2 y 104.2. Y con esos números conmocionó a su Catamarca natal e ilusionó a todo el país. "A las 6 de la mañana estaban gritando en mi casa… ¡despertaron a los vecinos!", confió el tirador, quien también destacó: "Es mi récord personal en un Juego Olímpico. Sabía que tenía las condiciones por cómo venía entrenando pero no deja de ser competencia y es distinto a una práctica".
Esos 631,7 puntos equivalen no sólo a un récord argentino, sino sudamericano. Con su primer puesto en la clasificatoria tras el empate con el chino Shengon se aseguró un diploma olímpico en los primeros seis días de competencia.
El primer argentino finalista había expresado: "Es bastante raro cómo me siento. Estoy contento por lo que sucedió, porque desde hace tiempo que venimos trabajando para esto. Se me negó en Tokio y quedé ahí cerca de clasificarme para esos Juegos. Y bueno, ahora... Como yo siempre digo, Dios proveerá".
"Después de tanto esfuerzo, los resultados llegaron", señaló a TyC Sports el atleta que, junto a su colega Fernanda Russo se presentó en la jornada. Pero la joven no pudo trascender en estos Juegos.
"Una tarde de verano estaba aburrido en mi casa; tenía 12 años y le pedí a mi viejo que me enseñara a tirar, porque él compitió. Casi que me dijo 'Andá a dormir' porque era la hora de la siesta, pero al final me inició", confesó tiempo atrás Gutiérrez ante La Nación en Lima 2019, certamen en el que se colgó la medalla dorada en la prueba mixta de esos Panamericanos, junto a Russo justamente.
Según él mismo reveló, su papá Marcelo es su principal influencia y mentor. Pero todo arrancó con una travesura: Julián y su hermano mayor, Andrés, empezaron a calibrar su puntería con un riflecito de iniciación deportiva. "El primer blanco que usamos fue una caja de vinos y le dimos fácil", contó por entonces. Sus condiciones quedaron a la vista y fue así captado por el llamado proyecto YOGS, y así perfiló para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.
Sus primeras prácticas oficiales de tiro deportivo estuvieron llenas de cautela y precauciones para "no despertar a los pueblerinos" de alrededor. "Tiro cuando la gente está despierta, no me gusta hinchar a los vecinos a esas horas en que duermen la siesta", admitió en su momento.
Desde 2022 un muy fuerte dolor de muñeca lo llevó casi a dejar todo. Sin embargo, horas de sesiones de kinesiología y fisioterapia y todo tipo de opciones para superarlo. La clasificación a París fue la frutilla del postre de esa recuperación.
Ahora, con 23 años, llegó el tiempo de la madurez y una fórmula infalible: "Yo divido la competencia en 6 y voy de a poco. Lo pienso en mi cabeza de esa manera y, si es necesario, reprogramo la forma en la que planifico mi trabajo. En cada descanso tomo un vaso de agua como rutina para calmarme y pensar las estrategias".
"'Yo puedo y sé cómo puedo' y 'Paso a paso', con esas palabras me tranquilizo para seguir adelante cuando estoy en la competencia", expresó.