Eran "intocables”. No aparecían en ningún radar de la Justicia ni estaban en el ojo de la tormenta. El caso de los cuadernos no solo destapó la corrupción kirchnerista, sino que puso en primera plana a empresarios que hasta el momento esquivaban las balas de la Justicia.

En este sentido, las alarmas de los escritos de Centeno sonaron en el mundo empresarial. Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería, fue el primero de los mencionados que rápidamente debió estar cara a cara con Bonadio en Tribunales, seguido de una larga lista de empresarios que confesaron a medias.

En tanto, para hoy fue citado Luis Betnaza, el número dos del Grupo Techint y mano derecha de Paolo Rocca. Está imputado luego de haberse presentado a declarar como testigo y autoincriminarse. Luego de que el exdirector de esa empresa, Héctor Zabaleta, fuera detenido y las oficinas del holding fueran nuevamente allanadas.

Se arrepienten Betnaza de Techint y Roggio por los cuadernos y tiemblan los intocables del Círculo Rojo

Luis Betnaza, Director Institucional Corporativo de Techint.

Además, el "club de los arrepentidos" sumará su séptimo miembro si hoy, Carlos Wagner, extitular de la Cámara Argentina de la Construcción y de la firma Esuco, termina de negociar su acuerdo.

Asimismo, Bonadio sumó a su ronda de indagados a Aldo Benito Roggio, titular de una de las principales constructoras que opera en el país y a nivel regional, que tendrá que presentarse el martes. 

Ángelo Calcaterra, Javier Sánchez Caballero, exCEO de Iecsa, y Juan Carlos de Goycoechea, exCEO de la constructora española Isolux ya habían dado el primer paso para arrepentirse y recibieron rápido el guiño de Bonadio por señalar al krichnerismo en esta causa.

Se arrepienten Betnaza de Techint y Roggio por los cuadernos y tiemblan los intocables del Círculo Rojo

El empresario Aldo Roggio.

En la pata política, quien rompió el molde fue el exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, que admitió que efectivamente recibió dinero sin declarar (al menos) para la campaña electoral de 2013, de manos de Roberto Baratta, pero que creyó que eran "aportes voluntarios" de los privados. De esa forma, buscó desligar a su asesor Martín Larraburu. 

 Entonces, ¿pueden ir presos con Bonadio los pesos pesados del Círculo Rojo? ¿Se animará el juez del caso a poner tras las rejas a los hombres con más poder en el país? ¿Seguirá el magistrado con esta "ola de arrepentidos” para salvar a los empresarios y culpar a los exfuncionarios?

Serán los próximos días determinantes para saber cómo continuará la causa por los cuadernos de Centeno, mientras los variados personajes que ocupan el establishment ruegan por no aparecer en esas anotaciones y ahorrarse un problema a futuro. ¿Aparecerán más nombres?