Vivir sin tecnología en aislamiento: ¿utopía o realidad?
La hiperconectividad permite que uno trabaje, socialice y se divierta, sin tener que salir del hogar. Sin embargo, el movimiento JOMO aconseja pasar menos tiempo frente a las pantallas.
El aislamiento obligatorio conduce a los adultos y a los chicos a aliarse a las pantallas para pasar el tiempo. De este modo, celulares, consolas, computadoras y tablets cobran un importante protagonismo en el día a día de sus usuarios. Ante esta situación, los especialistas recomiendan dosificar el tiempo con estos aparatos electrónicos, y así dejar espacio para otro tipo de actividades.
En estos días parece imposible desconectarse y ejercitar el estilo de vida denominado JOMO (joy of missing out o la alegría de perderse cosas). Esto implica tener menos contacto con las pantallas y disfrutar no estar disponible en línea todo el tiempo.
En cambio, el FOMO (fear of missing out o miedo a perderse cosas) es el término que nos ata a la hiperconectividad durante la cuarentena.
"Estos son tiempos desafiantes para todos, pero creo que ahora hay preguntas nuevas y aún más urgentes sobre el bienestar digital, dado que la mayoría de nosotros tendremos que depender casi exclusivamente de los canales digitales para el apoyo social en el futuro previsible", dice a El Canciller la canadiense Christina Crook, autora de The Joy of Missing Out: Finding Balance in a Wired World.
Crook cambió su estilo de vida luego de pasar un mes sin Internet. Desde ese entonces, impulsa el movimiento JOMO. Sin embargo, por el coronavirus se dificulta no depender de la tecnología. "Nos estamos perdiendo cosas que necesitamos y cosas que no necesitamos. La oportunidad es apoyarse en las alegrías que realmente nos sostienen", afirma.
La imposibilidad de salir de las casas también afecta a los pequeños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a los padres que deben cuidar el tiempo en que pasan los chicos frente a las pantallas.
A su vez, el organismo aconsejó que los niños no accedan a ningún monitor hasta los dos años (como mínimo), y el tiempo máximo frente a una pantalla no debería superar la hora entre los tres y los cuatro años. Algo que parece ser imposible en estos días.
Los chicos tienen clases a través de los aparatos electrónicos, o también los utilizan para hablar con sus abuelos o familiares a quienes no pueden ver. "Al estar aislados hacemos videollamadas y aparecieron nuevas aplicaciones para poder estar más conectados durante la cuarentena. Se reemplazó la charla en un bar por una reunión a través de Zoom", sostiene a El Canciller la psicóloga y miembro de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, Beatriz Goldberg.
El celular se volvió un objeto indispensable durante este período. La terapeuta dice que "antes había una adicción al celular muy grande, pero se incrementó mucho porque está todo ahí, por eso hay que elegir qué ver en base a lo que te haga bien".
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Recomendaciones
Los dispositivos acercan a la persona a la realidad, al ver los noticieros o leer los diarios, pero también permiten tiempos de ocio para no pensar en la actualidad. "Es mejor usar el celular o la computadora para hablar con gente que uno quiere o ver una película para recrearte. Es aconsejable no informarse antes de ir a dormir", explica Godlberg.
La terapeuta recomienda alejarse un poco de los dispositivos para tener tiempo para la pareja, los hijos y para uno mismo. Aunque aclara que quienes pasan la cuarentena solos, es más lógico que quieran estar conectados a través de los dispositivos con los demás.
Asimismo, Crook aconseja estar al menos una hora por día sin conexión a Internet. También recomienda elegir un día a la semana para no tener tecnología, y empezar y terminar cada día sin pantallas.
La autora canadiense diferencia utilizar Internet como herramienta y como entretenimiento, esto último muchas veces implica "el desplazamiento infinito en la web", acción que no recomienda.
A su vez aclara que al tener tiempo libre se llena con cualquier actividad. Crook aconseja reemplazar los tiempos muertos por una acción que no requiera conexión a los dispositivos. "En vez de pasar una hora desplazándose por un feed de Instagram, se pueden hacer manualidades, leer, cocinar o cualquier otra actividad que disfrutes", agrega.
"Si alguien necesita reducir el tiempo dedicado a deslizar sin pensar, pero no está listo para reducirlo a cero, una excelente manera de encontrar un límite saludable, es comenzar el hábito de desconectarse en determinado momento", sostiene Crook.
Lo ideal es mantener un tiempo sin Internet, la autora cree que así "las personas descubren rápidamente que hay mucho tiempo en el día para equilibrar lo no saludable con lo saludable".