La bisagra del 20%: se despega el Gobierno de la meta y apunta a la tendencia bajista
En su campaña en 2015, el presidente Mauricio Macri aseguró que la inflación sería el problema más fácil de resolver. El tiempo le mostró lo contrario y ahora, desde el Sillón de Rivadavia, el aumento de precios se muestra como una de las deficiencias más grandes del Gobierno.
El exdirector del Banco Central y ex secretario de Finanzas, Miguel Kiguel, ya descartó la meta inflacionaria del 15% que se anunció en diciembre. Desde La Nación, aseguran que Macri está "preocupado” y se resigna a "quedar cerca” de la meta propuesto. Los especialistas lo ven difícil.
Pese a no cumplir la meta, algunos números podrían representar un mejor panorama para el Gobierno. La bisagra descansa en el 20%: si bien 18 o 19 puntos de inflación serían altos comparado con la región, esos números le permitirían mostrar al oficialismo una tendencia a la baja y, con algunas dificultades, que "la vaca está atada”.
La bisagra de la inflación de 2018 descansa en el 20%
Encima del 20%, pese a cualquier discurso y a que la tendencia sea levemente bajista, el escenario es de incertidumbre. No sólo eso: tal como adelantaron varios economistas, el problema también se vería desde los mercados extranjeros -donde el Gobierno ostenta aún una buena imagen- ya que impactaría directamente en la credibilidad, plano en el que Macri insiste a la hora de buscar "generar confianza y previsibilidad”.
Con la velocidad del endeudamiento, la inflación yace como unos de los problemas más importantes para el Gobierno. El primero preocupa a todos, el segundo, puertas adentro. El primer trimestre, la inflación dio 6,7%, es decir, tres meses se comieron casi la mitad de la meta inflacionaria, con un problema aún mayor: la núcleo, aquel número que los ortodoxos consideran clave a la hora de medir los aumentos, fue de 2,3%.
A todo el problema de la inflación se le suma un vasto archivo del entonces candidato Macri en el que aseguraba que la inflación no sería "un problema en su Gobierno” y lo "fácil” de reducirla. La oposición -sin demasiada autocrítica- lo comparte.