Mientras la campaña de vacunación avanza en la Argentina y -aunque a ritmos disímiles- en el mundo comienza a visualizarse un retorno gradual a la normalidad, las empresas empiezan a pensar en una vuelta gradual a las oficinas. La mayoría de las compañías privadas radicadas o con sedes en el país suspendieron la actividad presencial de sus empleados en marzo del año pasado. Desde entonces, algunas implementaron sistemas de burbujas, mientras que otras todavía permanecen en un esquema totalmente remoto.

Hace ya un tiempo que se pusieron en discusión las bondades del teletrabajo. Es cierto que permite ahorrar tiempo en cuestiones como el traslado, y que los empleados cuentan con más horas de sueño y de ocio. Sin embargo, muchos trabajadores admiten que extrañan la interacción con sus compañeros, el ambiente de trabajo e incluso la facilidad de la comunicación personal entre equipos.

Los empleadores, por su parte, notan una tendencia que ya está ampliamente difundida en estudios de países como los Estados Unidos: el teletrabajo afecta a la productividad. La invasión del espacio de trabajo con los quehaceres cotidianos, la desmotivación que la pandemia en sí pueda traer a un trabajador promedio y otros factores -hasta hace poco desconocidos- generan inquietud entre los empresarios.

En ese esquema es que la última novedad del mercado sanitario resulta una oportunidad, tanto para el sector privado como para el público. La empresa Emergencias Salud anunció hace poco tiempo que empezó con la comercialización del ID NOW COVID-19, un dispositivo de testeos masivos y rápidos.

Testear para volver

El ID NOW COVID-19 reúne dos factores que son fundamentales para pensar su inserción en la vida cotidiana del ambiente laboral: tiene un altísimo índice de confiabilidad y resultados casi instantáneos. El doctor Aníbal Feder, director médico de Emergencias Salud, cuenta que el objetivo es justamente “colaborar de forma rápida y efectiva con la vuelta a la normalidad que la pandemia trastocó”.

Desde los propios Estados, en todo el mundo, lo reciben como una bendición. Si bien es cierto que en los países más avanzados con la inmunización, las vacunas y los testeos componen un tándem más robusto para posibilitar la vuelta, también es verdad que las nuevas cepas los desafían a crear barreras de contención para la pandemia. Pero la oportunidad de que las propias empresas se ocupen de la supervisión para evitar una cadena de contagios es una ventaja invaluable para los gobiernos.

Parece ser una situación en la que ganan todos los actores involucrados. Para los gobiernos, más control sanitario y una vuelta a la normalidad más rápida. Para las empresas, más productividad, más cuidado del empleado y más poder de decisión sobre el trabajo remoto. Para el sector sanitario, con Emergencias Salud a la cabeza, el prestigio de colaborar en todos los aspectos del combate contra la pandemia.