Celebraciones virtuales, dolarización e incertidumbre: casamientos cancelados por la pandemia
Las bodas comenzarían a festejarse nuevamente entre septiembre y octubre de este año. Qué pasa con los servicios ya abonados.
La cuarentena obligatoria imposibilita todo tipo de contacto, y aunque se flexibilice, las bodas no volverán pronto. Juntar un centenar de personas en un solo espacio, hoy parece una utopía.
Pese a que en la actualidad no todas las parejas se casan, y muchas prefieren convivir sin pasar por el Registro Civil, todavía existen distintas actividades dedicadas exclusivamente al rubro. Desde vestidos y ramos, hasta wedding planners y salones, que hoy sufren las consecuencias de la pandemia, y se encuentran ante la incertidumbre de saber cuándo podrán volver a trabajar.
"Los ramos para las novias se arman el día del casamiento, no puedo armarlos como un vestido y dejarlos hechos para dentro de unos meses", sostiene Magdalena Zimmer, cofundadora de Peonia Ramos. Y agrega: "A las novias que ya habían señado sus bouquets, les congelamos los precios".
Tanto Zimmer como Yanina Di Pinto, wedding y event planner, coinciden en que la mayoría de los casamientos en los que planeaban trabajar durante estas fechas, se pasaron para septiembre, octubre y noviembre. Sin embargo, sería prematuro predecir qué sucederá.
La organizadora de eventos tuvo ocho casamientos pospuestos por el coronavirus, incluidos los que se iban a celebrar en mayo.
Al no realizarse las bodas en estos meses, a Di Pinto le quedó por cobrar a sus clientes el 50% de sus honorarios: "Depende de la situación económica y la fecha para la cual pasaron el casamiento", sostiene la creadora de Event Trend.
La wedding planner aclara que el saldo restante si se casan este año, se va actualizando de acuerdo a la inflación. "Hay algunos que me pidieron cerrar si o si ese 50% ahora y congelar. Pero solo lo hago para eventos que sean antes de noviembre", explica.
Las parejas que decidieron pasar su celebración para el próximo año, deberán abonar su deuda con Di Pinto en dólares, a pagar en la fecha de la boda.
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Casorio "virtual"
Juan Ignacio Pafundi y su novia se iban a casar el 11 de abril en el Espacio Náutico dentro del Liceo Naval, en el barrio porteño de Núñez. Frente a la suspensión del evento, sus amigos le propusieron a la pareja que el sábado en el que se realizaría la boda, hicieran una celebración por Zoom (la aplicación de videoconferencias). "Se sumaron 75 personas a una ceremonia virtual que estuvo muy simpática", relata el novio.
Cuando comenzaron las alertas en el mundo a causa del coronavirus, la pareja decidió posponer la boda para el 15 de agosto, ya que muchos de los invitados llegarían desde España y Estados Unidos. Es que la novia nació en Andorra y vivió en EE.UU., donde viven sus suegros y su cuñado.
"Fue bastante doloroso no poder casarnos. Estábamos muy ilusionados pero no teníamos opción", cuenta Pafundi.
Hace dos semanas, el salón les pasó el cronograma de fechas disponibles. Después de agosto, el precio se actualizaba y habían menos fines de semanas libres: "Nosotros habíamos abonado todo en febrero y nos mantuvieron el precio hasta agosto".
Aunque le consultó al organizador del salón si les podían reembolsar el pago, no tuvieron la opción de devolución del dinero. Como todavía no tenían organizada la luna de miel, Pafundi siente que "fue un problema menos".
Luna de miel en el 2021
Cuando en febrero, Candela Romero se casó en la Parroquia Santa Teresita no imaginaba que no podría tener su tan esperada luna de miel. "Teníamos pasaje para el 18 de marzo y hasta el sábado 14 pensábamos viajar porque en Nueva Zelanda no habían impuesto la cuarentena obligatoria, pero el domingo cerraron las fronteras varios países a los que pensábamos ir", relata.
A ella y a su marido les pareció "lo más prudente" cancelar el viaje porque no sabían si iban a poder salir de Nueva Zelanda una vez allí, y la visa de turista dura solo tres meses.
Ante la rápida expansión del COVID-19, la pareja canceló los pasajes, los hospedajes y otros servicios que habían contratado sin cargo: "La mayoría nos dieron un crédito por un año".
La plata que tenían para la luna de miel la usan para pagar un alquiler temporario de un departamento en Buenos Aires. Es que la luna de miel iba a durar alrededor de seis meses, y después el plan era quedarse a vivir en otro país. Por ese motivo, no tenían dónde vivir en Argentina, y la cuarentena los sorprendió.
Pese a no poder embarcarse en la honeymoon que siempre soñaron, Romero siente que la sacaron "barata" y se pudieron acomodar bien a todos los cambios.
El matrimonio viajará el próximo año a Nueva Zelanda: "Seguramente ya no va a ser igual que el plan inicial que teníamos de viajar por varios meses, veremos qué sale".