La muerte de Grondona, el 38-38 y la llegada de Sampaoli: el camino hacia otro fracaso mundialista
El camino de la Selección Argentina en el Mundial de Rusia se terminó hoy, con un partido fatídico desde el planteo, la ejecución y el carácter. La derrota por 4-3 ante su par de Francia es la culminación de un camino lleno de obstáculos auto impuestos. La eliminación de la Selección Argentina en el Mundial de Rusia es otro fracaso.
Pero el fracaso no comenzó en aquel empate ante Islandia. Tampoco lo hizo en insólito partido ante un combinado juvenil de Ecuador que, aun con sus limitaciones y desprolijidades, se puso en ventaja desde el arranque, pero luego claudicaría ante una magistral actuación de Messi que salvó al país de un fracaso aun mayor. Un fracaso que se inició tan solo tres años antes.
El fracaso empezó con la muerte de Julio Humberto Grondona, aquel dirigente al que la muerte lo salvó de la cárcel.
El fracaso empezó con la muerte de Julio Humberto Grondona, aquel dirigente al que la muerte lo salvó de la cárcel. Don Julio, como algunos solían llamarlo, erigió a la Asociación del Fútbol Argentino y todo lo que esta representaba sobre unos cimientos tan corruptos como ineludibles.
Durante los 35 años que estuvo al mando del edificio emplazado en el 1366 de Viamonte, los favores, las excepciones y la oscuridad se adueñaron del fútbol, pudriéndolo, manchándolo y destruyéndolo desde adentro, mientras su figura se enaltecía. Muertes afuera de los estadios, en las tribunas e, incluso, dentro de las canchas no detuvieron su marcha y ascenso.
Tal construcción lo llevó a ser el número dos de la FIFA. La misma FIFA que fue expuesta y decapitada en uno de los casos de corrupción mas complejos y millonarios de la historia. Pero así como su vida esparció oscuridad, su muerte provocó un sismo de magnitudes estrepitosas en la AFA.
El 38-38, la Comisión Normalizadora, la destrucción de las categorías juveniles y la incoherencia para contratar técnicos fueron tan solo algunos de los factores que desembocaron en este fracaso.
La votación 38-38 en la AFA con Marcelo Tinelli como protagonista; la Comisión Normalizadora de Luis Segura, que en vez de hacerle honor a su nombre se encargó de destruir lo poco que quedaba; la negativa de los clubes de ceder juveniles para los Juegos Olímpicos de Río 2016; la incoherencia a la hora de contratar directores técnicos con marcadas diferencias de estilo.
Esos fueron tan solo algunos de los factores que desembocaron en este fracaso mundialista que exhibió todas las miserias del fútbol argentino: desde internas dirigenciales, papelones periodísticos, vergonzosas actuaciones de los hinchas, improvisaciones del cuerpo técnico y la fallida renovación en un plantel que nunca mostró una pizca de coraje y rebeldía para suplir sus carencias.