En la ley 27304 figuran ciertos requisitos que ese imputado arrepentido debe cumplir como para luego conseguir una reducción de su pena, además de aceptar su responsabilidad. Lo más importante es que los datos que aporte deben servir para esclarecer el hecho, como sería el caso de Vandenbroele, ya que los supuestos delitos en los cuales está implicado ya se cometieron. 

¿Cuándo puede arrepentirse?

El imputado arrepentido puede hablar antes del cierre de la investigación, o sea antes de que se eleve a juicio. Vandenbroele podrá aportar información de las causas por enriquecimiento ilícito, la renegociación de deuda de Formosa y la parte de la causa Ciccone que sigue en instrucción, específicamente la que involucra la ruta financiera.

Otra de las condiciones es que siempre debe involucrar a personas cuya responsabilidad penal sea igual o mayor a la de él. Es decir, Vandenbroele podría involucrar a los que estaban por encima suyo. Es por esto que se especula con que manifieste cuál fue el rol de Ricardo Echegaray en Ciccone o de Gildo Insfrán y empresarios en la causa de Formosa, además de referirse a Amado Boudou y a José María Nuñez Carmona.

Se espera incluso que este mismo viernes puede presentarse en calidad de arrepentido.

¿Qué pasa después del arrepentimiento?

Una vez que el imputado arrepentido declara, el fiscal elabora un acta donde se describen los hechos que le imputa y luego la información que aportó: nombres, precisiones sobre los hechos, teléfonos, cuentas bancarias, documentación. Ese acta es "homologada” luego por el juez, que en este caso sería Ariel Lijo.

¿Cuál es el beneficio que consigue por ese arrepentimiento?

A pesar de que el acuerdo es firmado durante la investigación de un caso, el "beneficio” recién va a llegar para ese imputado una vez que haya condena. Allí, su pena se reducirá notablemente. Por ejemplo, de los dos a seis años de prisión que tiene el delito de enriquecimiento ilícito, se pasaría a un mínimo de ocho meses y un máximo de tres años.


¿Y si miente?

Hasta acá, todo parece maravilloso en el mundo del imputado arrepentido. O no tanto, porque al hecho de que debe ingresar al programa de protección de testigos colaborativos (por lo que tendrá custodia permanente y vivirá en un lugar desconocido hasta para su familia), se le suma la posibilidad de un castigo si no se prueba lo que declare.

Si acaso diera información falsa a propósito o datos inexactos, podría ser condenado de cuatro a diez años de prisión y perdería, además, el beneficio de ser imputado arrepentido. Un dato a tener en cuenta es que Amado Boudou nunca podría "arrepentirse” por haber sido funcionario.