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En consecuencia, Trump optó por la mejor opción cuando nadie quiere cocinar: pidió comida rápida. Un menú completo de chatarra, en el país más fanático de su consumo: hamburguesas, papas fritas, pizzas y, por las dudas, unas cuantas ensaladas.

"Pedí unas mil hamburguesas para ustedes. Todo de empresas estadounidenses: Burger King, Wendy's y McDonald's. Todo lo que a mí y a ustedes les gusta", dijo el mandatario en la recepción oficial. "Tenía que elegir: o no les dábamos comida porque estamos de cierre de administración o les ofrecíamos unas pequeñas ensaladas que hubieran preparado la primera dama ( Melania Trump ) y la segunda dama (Karen Pence). Pedí unas mil hamburguesas", explicó.

Además, el mandatario reconoció los cotos del shutdown: “El daño hecho a nuestro país por una frontera gravemente debilitada -drogas, crimen y tantas cosas malas- es mucho mayor que un shutdown, que los demócratas pueden arreglar tan pronto como vuelvan a Washington".

El diario El Mundo informó que el presidente norteamericano pagó personalmente la comida. Seguramente la compra no le supuso ningún problema económico, dado que su fortuna es de u$s 3.100 millones.

Trump no piensa dar el brazo a torcer en su intento de levantar un muro que separe la frontera con México. Según el primer mandatario, eso lograría terminar con la inmigración ilegal y el ingreso de delincuentes a su país. En tanto, el shutdown que se esgrime en protesta hizo que más de 800 funcionarios federales no cobraron sus salarios por el cierre de la administración.