El fin de semana pasado finalizó la tercera temporada de True Detective. Más allá de las reseñas, la serie intentó recuperar un poco la mística de su primera edición, donde rompió todas las casillas y deslumbró a las audiencias. Quizás una de las series más recordadas de los últimos años, entre tanta ola de producciones televisivas.

Luther, Sherlock, The Americans, Broadchurch y The Wire, entre otras, contaron historias de crímenes y las personas involucradas con ellos, con una porción de drama y misterio que lograba que los televidentes no quisieran perderse ni un capítulo.

En este furor de las series, es difícil destacarse y no caer en la crítica de que repite algo ya visto o peca de ser ostentosa con el único objetivo de sobresalir. Sin embargo, existe un medio poblado de ficciones detectivescas donde se lucen con originalidad: las historietas.

Pocos comics del género fueron adaptados a la pantalla chica y la única que se acerca a ello en la actualidad es Happy! (de la cadena Syfy, actualmente también en Netflix). Como la oferta de historias es bastante diversa y amplía, he aquí una selección de aquellas que podrían trasladarse bien al medio televisivo y captar al público sin desconcertarlo por la extrañeza de la propuesta.

Private Eye

Private Eye fue un comic creado por los consagrados autores Marcos Martín y Brian K. Vaughan. Lanzado en la plataforma Panel Syndicate, que ellos mismos crearon, se vende al precio que ponga el comprador. Para los fans del formato papel, un tiempo después se publicó una versión física que recopila la historia completa.

En el año 2076, la “nube” de datos a la que hoy estamos tan acostumbrados, finalmente explotó y los mensajes de texto, fotos, notas estuvieron al acceso de cualquier persona. La intimidad dejó de existir y la gente tuvo que refugiarse en máscaras y disfraces para moverse en público.

En este mundo, el papparazzi Patrick Immelman opera como una suerte de detective privado, ante la atenta mirada de los periodistas que ocupan el lugar de la policía. Patrick toma el trabajo de investigar a una mujer que, sin quererlo, lo termina involucrando en una gran conspiración para que regrese la Internet.

Es un espectacular relato lleno de acción, comentario social y político sobre nuestra época tan extremadamente tecnológica. La estética creada por Martín, sumada a la tensión que crea Vaughan en cada número, configuran un producto ideal para el formato de mini serie dramática televisiva.

Fatale

Fatale fue dibujado por Sean Phillips y escrito por Ed Brubaker, un autor de renombre gracias a ser prolífico con historietas del género de detectives. Publicada por Image Comics, originalmente fue anunciada como una miniserie de 12 números aunque debido a su éxito, se extendió al doble.

El nombre del comic hace referencia al concepto de “femme fatale”, la mujer que encegaba con su apariencia y la fuerza de su actitud en las películas del cine noir.

Jo, la protagonista de este relato, es una mujer que parece ser inmortal y tiene un superpoder para lograr que los hombres tengan un enamoramiento intenso por ella. Utiliza este superpoder a su favor a través de la historia para poder sobrevivir a un culto extremadamente misterioso que, luego se descubre, adoran a una especie de dios cósmico al mejor estilo Lovecraft. Thriller que salta entre varios períodos de tiempo y está lleno de suspenso en cada una de sus páginas.

El color de Dave Stewart contribuye a generar esa atmósfera de oscuridad con sus tonos oscuros, especiales para este relato que honra a los detectives del cine de los años '40. Con el elemento supernatural y personajes llenos de fallas con intrigantes trasfondos, seguro sería una seguidora interesante para True Detective.

Cobalto

Por el lado nacional, Cobalto fue escrita por Pablo de Santis y dibujada por Juan Sáenz Valiente, publicada por el editorial Hotel de Las Ideas. Es una historia de un sólo tomo, dividida en unos pocos capítulos, lo cual la hace de más rápida lectura a diferencia de las dos historietas mencionadas anteriormente.

Relata la historia del personaje que le da el nombre a la edición, un ex agente devenido en un sobrio boticario de la Ciudad de Buenos Aires. Pero por supuesto que su presente no va a durar mucho, ya que es convocado nuevamente a su antiguo puesto para una última misión que se trata sobre la oscuridad, según le informa su superior.

Cobalto, muy a su pesar, acepta esta aventura que lo involucra en una tenebrosa trama con diferentes villanos a los cuales debe eliminar. No sólo enfrenta nuevos desafíos, sino que el protagonista revive sus viejas experiencias en sus jóvenes años de agente.

A medida que avanza la historia, es todavía más sombrío el camino y los personajes en él, que Santis explota al máximo para que el lector se devore cada número. El punto más alto está en el arte de Valiente que construye el ambiente propicio para este tipo de historia con su paleta de colores casi siniestra, que le da un estilo original y llamativo a esta historieta. La narración de ambos autores sería una gran adición a una serie de pocos capítulos que impacta con su estilo y continuo enigma.

Las opciones son distintas y cada una con su estilo particular, que ofrecen fascinantes tramas para los seguidores de los crímenes. Quizás no falte mucho para que la televisión vuelva su mirada a las historietas para más detectives. Hasta entonces, aquí están estas alternativas para saciar la sed de secretos y criminales.