En el año 2016 se estrenó Deadpool. Una película de la que nadie esperaba mucho. Fox venía de chocar fuerte todas las franquicias de Marvel, por lo que esta parecía tener el mismo destino. Pero el resultado sorprendió a todos: una gran película llegó a los cines y recaudó $783 millones en todo el mundo. Por supuesto, con esos números la secuela era obligatoria.

Este es el primer problema de Deadpool 2. La primera sorprendió por su humor, el nivel de violencia, el recurso de romper la cuarta pared y la constante autoparodia. ¿Cómo redoblar la apuesta en una secuela?

En teoría, esto no debería ser tan difícil. Ryan Reynolds y el director David Leitch (Atomic Blonde) contaron con mucho más presupuesto y un elenco más grande que incluyó a Zazie Beetz de Atlanta (Domino) y al propio Thanos, Josh Brolin (Cable). Pero hay algo que ninguna cantidad de dinero y nuevas estrellas te puede garantizar: el elemento de sorpresa.

Una secuela es incapaz de lograr ese efecto. Puede quedarse en el sendero que marca la original y apostar a lo seguro o subir la apuesta haciendo todo más grandilocuente. Y Deadpool 2 no hace ni la una ni la otra. Si bien refuerza mucho de lo que se vió en la primera, no se animó a ir más allá y el resultado es una decepción total.

Deadpool 2 arranca burlándose de Logan -o al menos de una figura de Logan- y eso que puede ser un chiste es en realidad la primera muestra de que esto no va a estar bueno. Desde que Deadpool sorprendió hace dos años, el cine de superhéroes cambió para siempre con los estrenos de Logan y la reciente Avengers: Infinity War. Ese chiste nos recuerda que la competencia ahora es más fuerte y que Deadpool está a mitad de camino entre el infierno de DC y los estrenos de Marvel de este año.

Deadpool está a mitad de camino entre el infierno de DC y los estrenos de Marvel de este año.

La película es una repetición de chistes que funcionaron muy bien en la primera, pero que acá suenan a más de lo mismo. Es un constante recuerdo sobre que el personaje no puede morir, mezclada con una historia de amor y una búsqueda de redención que contradice el espíritu sarcástico del personaje.

¿De qué va la historia? Cable, un cyborg del futuro, viene decidido a matar a Russel (Julian Dennison, el gordito adorable de la increíble Hunter For The Wilder People) en una suerte de viaje estilo Terminator/John Connor. Frente a esto nuestro anti héroe decide formar un equipo (X Force) para protegerlo. Esto es todo.

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Hay miles de guiños para los fanáticos de los cómics: referencias sobre el affaire "Martha" en Batman vs Superman; un palito al creador de Dominó: "Un tipo que no puede dibujar pies"; un guiño para nosotros, los mayores de 30, que recordamos el videoclip de "Take on Me" y; varios cameos de celebridades (Rob Delaney, el mejor lejos). Todo eso está bien, pero no logra hacer de Deadpool 2 una buena película.

¿Qué es lo mejor que tiene para entregarnos entonces? La segunda escena post créditos. Es de otra película. El humor y el nivel de parodia que tienen esos minutos dejan en evidencia a los 118 previos y una pregunta flotando en el aire: ¿Cuánto falta para Avengers 4?